♥¿QuE bUsCaS?♥

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Capitulo 4: ACORRALADA

ACORRALADA

--¡Hola!

--Papá ¿Esta todo bien?

--Si.

--¿Por qué me llamaste?

--Para recordarte que mañana vamos de compras. —La parte que era un 70% creció a ser el 90%.

--¿Solo para eso?

--Si. ¿Estabas ocupada?—“No te imaginas cuanto”

--Estaba en la biblioteca. —“Por besarme con un vampiro”

--Lo siento. —“Yo mas”

--Ok. Ya voy para allá.

--¿Ahora?

--Si papá, ya termine y pensé que pasaba algo.

--Ok. Adiós. —Corte un poco enojada.

Conduje en silencio. Habían pasado al menos cuatro horas rodeada de libros. Estaba más que aburrida.

Puse la radio, e iba tarareando canciones en voz baja.



Llegue a casa, y cuando entre me encontré con papá, preparando todo para la excursión de mañana.

--¿Qué haces?

--Preparando lo que llevaremos.

--¿Por qué ahora?

--Salimos esta tarde.

--¿Por qué tan pronto?—Antonio no trabajaba los viernes por la noche. Era su noche libre.

--Para que podamos ir tranquilos. —Bufe—Se que no quieres pero es mas conveniente.

--Claro, como digas. —Fui a cambiarme por ropa cómoda, no era muy lindo intentar cazar con jeans ajustados. Lo se por experiencia, no me permitía la movilidad que quería.

Baje las escaleras y papá ya había cargado todo en el auto.

--¿Lista?

--Si—Conteste con desanimo. Subí al asiento delantero. No vería mi casa hasta mañana por la noche.

El viaje duraba unas horas.

Cuando Antonio conducía no lo hacia como se debe. Iba a una velocidad extrema, sus reflejos eran millones de veces mejores que los humanos y los vampiros pueden ver en la oscuridad.

Peleaba con dormirme, no necesitaba horas de sueño. Eso lo herede de papá, pero a diferencia de los vampiros elegía si quería dormir.

Antonio odia intentarlo pero no lo lograría, yo si, esa era la parte humana.

Solo hacia eso cuando quería soñar, lo cual es fantástico, o sino cuando estaba cansada mentalmente tenia sueño. Normalmente pasaba cuando había estado muy nerviosa, triste, exasperada, etc.

Llegamos a las dos de la mañana, cuando salimos para hacer exclusivamente esto íbamos tan lejos como podíamos. En los bosques frondosos, lugares donde podíamos ocultarnos y cazar de forma silenciosa.

Los animales se alejaban de nosotros por instinto, de mi no tanto porque sentían un poco de la humanidad en mí.

Nos internamos en el bosque, estaba muy húmedo y mi cabello comenzó a rizarse. Ate una cola de caballo bien alta y escale un árbol para tener una mejor vista de lo que seria el buffet de esta noche.

Mis sentidos estaban alertas, solo sacaba mi parte vampira completa cuando salía de caza, todo el tiempo restante la ocultaba. Podía lastimar a alguien que quería.

Escuche un conejo, no era muy pequeño, un búho, no volaba y seria mucho trabajo atraparlo, una rata, ¡PUAJ!

En ese momento sentí la embriagadora fragancia de un puma. Respire profundo saboreándome y luego me concentre en atraparlo.

Salte entre los arboles, con pase decidido y silencioso, para que no me oyera y pudiera oír.

Cuando lo encontré, estaba comiendo un pequeño conejo, pude sentir el sabor metálico en la boca por la sangre del animalito.

Sentí mi garganta encenderse en llamas, por la profunda necesidad de sangre.

Me lance sobre él con un movimiento definido, el puma intento escapar de mis brazos pero yo era más fuerte.

Rompió mi ropa y me lastimo un poco, pero antes de que me hiciera algo más hundí mis colmillos en su suave cuello.

La sangre inundo mi boca, transportando vitalidad y bienestar por todo mi cuerpo. Percibía sus latidos en mi lengua.

Ese liquido espeso, calmo el dolor de mi garganta, como si en un incendio forestal callera una fuerte lluvia apagándolo.

El animal lanzo un rugido entrecortado. Eso significaba que ya había muerto, bebí las últimas gotas de sangre y luego la aleje de mi boca con sumo cuidado aunque ya no viviera.

Me senté apoyada en un árbol, recordando una y otra vez el casi beso de Daniel.

Pasaron horas y no quería moverme de donde estaba. Lo deseaba y al mismo tiempo lo odiaba por sentirme así por él.

Me eche un vistazo, mi campera estaba hecha añicos, por suerte no era mi favorita, esa estaba segura en casa. Mis pantalones de las rodillas hacia abajo en tiritas, algunos raspones que eran nada comparado con lo que solían ser las demás. Seguro estarían curadas para el lunes y no debería dar ninguna explicación a mi mejor amigo.

Ya era cerca de medio día, no había señales de papá, quería decir que estaba demasiado lejos cazando.

Debía beber un poco mas, no me alcanzaba con un animal, y debía ser responsable.

No podía tomar de las reservas de papá. Cuando yo comía, tomaba la mitad de lo que necesitaba mi cuerpo para subsistir, pero seria injusto dejar a papá hambriento.

Me levante, y seguí buscando, pero esta vez caminando con suma tranquilidad, no tenia ánimos para ir saltando entre los arboles. Algunos días eso me divertía, hoy no era el caso.

Me escondí entre los arbustos, olfateé en el aire la fragancia de otro animal grande. No me gustaban los más pequeños.

El cervatillo estaba pastando al la orilla de un arroyo, levanto la cabeza y miro hacia los lados. Luego volvió a beber.

Salte de entre los pequeños arbustos, y atrape al animal. No deje que se moviera, lo inmovilice a una extrema rapidez y clave mis colmillos.

Bebí, hasta que estuvo seco, y lo deje con delicadeza en el suelo.

Con esto debía alcanzarme por unos días. Sino vendría sola cuando Antonio no prestara atención, lo cual era casi imposible.

Al haber estado en la orilla del rio mis pies estaban hundidos en el apestoso lodo.

“Estoy presentable” Pensé con sarcasmo.

Esperaba que papá hubiera cargado una muda de ropa extra para mi, porque sino debería ir todo el camino de regreso con esta pinta, y no era seria muy cómodo, sin mencionar que seria peor cuando esta estuviera seca.

Ya estaba atardeciendo, debía regresar al auto, papá tenia que trabajar esta noche.

No quise correr, tarde una media hora en llegar al auto, papá lego tan solo unos minutos mas tarde.

Me miro de pies a cabeza e hizo una mueca.

--Ya lo se.

--¿Qué te sucedió?

--Comida.

--¿Me refiero a porque estas así? Pareces callada, pensativa, como si estuvieras en las nubes.

--Solo es la presión de mi trabajo. —Le sonreí. Pero suspiro tristemente. Se fue a la parte trasera del auto, saco una mochila y luego me la tendí.

--Es tu ropa. Me lo imaginaba.

--Gracias. —El se marcho, y yo entre al automóvil para cambiarme. Salí y me dirigí al bosque con una voz un poco alta. —Ya estoy lista. Puedes venir. —El salió del bosque.

Entro y comenzó a conducir. Pasamos todo el camino en silencio.

Llegamos a casa y me dirigí a bañarme.

Era sábado por la noche, y yo debía ir a limpiar la ciudad, chicos y chicas de mi edad estarían en clubes divirtiéndose junto a sus amigos, pero yo no, eso odiaba de ser lo que era pero jamás se lo hacia saber a papá, el se sentiría culpable.

Cuando Salí del baño, Antonio ya se había ido y yo tenia toda una noche, de buscar y buscar, por delante.

Con un audible suspiro Salí de casa y me encamine a la ciudad.

Realmente no se con que me esperaba encontrar, últimamente no había encontrado ninguna señal de vampiros cazando, o si era así eran muy buenos porque no dejaban rastro.

Cada vez que llegaba a algún sitio en donde habían atacado a alguien no había nada que rastrear, ni humano ni vampira, tan solo nada.

Y eso lo hacia sumamente peligroso y un poco aterrador, pero ahora debía concentrarme en esto.



Ya en la ciudad hice el recorrido que hacia siempre, ero nada. Entonces comencé a buscar algún rastro de Dan, pero nada. Me dirigí a la biblioteca ara seguir su aroma, pero no conseguí nada. Solo el insistente deseo de que acercara sus labios a los míos y…

“Tranquila” Me reproche a mi misma, esto no me hacia ningún bien, aunque si lo quería.

Una voz en mi interior repetía Sabes que esta mal, él es un vampiro y tu una cazadora sin piedad”.

Intente acallar la voz pero me resulto imposible.

Tenia una ola de emociones que no podía controlar, ni siquiera conocía algunos, solo los sentía. Me deje llevar por ellos.



En casa me senté en el sofá y encendí la TV. Pero nada, estaba ansiosa por regresar al instituto solo para verlo a él.

Cuando papá entro a casa, yo comencé a hacer el aseo de la casa, hacia unos días que no ayudaba y la casa estaba echa un asco.

Mientras fregaba mi mente estaba a kilómetros de allí, pensando en él. Eso me hacia sentir una grandísima estúpida, ero no lo podía sacar de mi cabeza.



Hice una pausa para comer y luego seguí.

Ya era tarde cuando mi teléfono comenzó a sonar, no atendí pero lo quien fuera que estuviese llamando era insistente.

--¿Hola?

--Sisi, soy Mat, ¿Quieres salir esta noche?— ¿Porque no llamo antes? Sabe muy bien que nunca salgo de noche con amigos. Noto mi silencio y siguió hablando. —Esta María, Lucas Y Dan, si quieres…--Algo en mi interior comenzó a saltar ante el nombre de Dan

--No puedo, lo siento.

--¿Es por Daniel?

--Nop, porque dices eso. —Si, quiero ir con él.

--Porque desde el primer día parece que ya lo conocieras y lo odiaras, no lo soportas…--Oí una voz de la otra línea.

--Escuche mi nombre, ¿Pasa algo?—Mi corazón estaba por explotar.

--No nada—murmuro mi amigo. —Sabes que si sucede algo puedes decírmelo, no me gusta que te molesten.

--Estoy bien, sabes que no salgo de noche, no es por otra cosa. —Antes de que dijera algo repuse. —Adiós, estoy atrasada. —Corte.

Odiaba que me avisara de última hora, yo ya tenía planes, pero si deseaba poderlo ver antes de ir al instituto, llevaba todo el día pensando en él.

Caminaba por la ciudad en soñando como seria besar a mi Daniel. Si, genial ahora era “MI Daniel”.

Esto cada vez se ponía mejor, solo rogaba no perder la cabeza cuando el se acercara a mi.

Esto era extraño, jamás me pase tanto tiempo pensando en algún chico, nunca atormentándome si el me amaba tanto como yo a el, o solo lo hacia para su diversión. Esa última idea me lleno de angustia.

¿Y si el solo jugaba conmigo? ¿Y si estaba haciendo lo que yo le hacia los chicos del instituto porque el pensaba que yo era igual a esos imbéciles y quería hacerme lo mismo para que aprendiera la lección?

Quite todo eso de mi mente, en momentos como estos debía estar súper concentrada, pero ¡Eso sucede cuando eres una cazadora adolescente y debe seguir así para siempre!

Seguí caminando, buscando algo de él.

Algo dentro de mi decía que él no era como yo, que el mataba sin razón con tantos otros con los que me he encontrado.

Pero otra parte decía, que él era como yo, que ser vampiro no nos hacia malos, un ejemplo Antonio, que él era bueno, y que se interesaba por los demás.

Iba guerreando dentro de mi cabeza, contradiciéndome a cada frase, y apoyando a cada oración.

Pare en seco porque pude oír una leve brisa, pero los arboles no se movían, entonces eso significaba que alguien había pasado corriendo a una velocidad inhumana.

Lo que me convenció fue la fragancia después de eso, una voz en mi cabeza se burlo “¡Un nuevo amiguito!”.

Me guie por mi olfato y corrí tan rápido como él. Tenía la esperanza de que aun no se hubiera alimentado y pudiera retenerlo antes de que acabara con otra vida inocente.



El rastro acababa en el medio de la calle, de repente estaba ahí y lego ya no más, como si hubiera desaparecido por arte de magia.

Creí haber llegado tarde, porque cuando me voltee para marcharme oí un débil sollozo, que provenía de algunas calles mas adelante.

No lo pensé dos veces, Salí disparada hacia esa dirección tan rápido como pude.

Mientras mas cerca estuvo pude oírlos con mayor claridad, me encamine al oscuro callejón, y esa tan conocida fragancia me inundo y atrapo.

Por suerte podía ver de noche, al fondo de esta calle sin salida.

Había un tipo, que seguro tenia entre 25 y 28 años. No se parecía nada a un chico joven, llevaba campera de jean y unos vaqueros muy gastados, estaba de espaldas a mi, delante de el una chica tal vez un de mi edad o un año mas, pero era pequeñita y estaba muerta de miedo.

Po sus ojos corrían lágrimas de forma torrencial, una ola de ira me inundo, sentí el deber de protegerla creciendo en mí.

El asqueroso vampiro ni siquiera se volteo al oír mis pasos, yo estaba segura de que fue oro ir mi corazón latiendo desesperado en mi pecho por la carrera, y lo tomo como miedo, y que mi respiración entrecortada por la impresión cuando fue por la bronca que tenia encima.

--Oye tú, asqueroso parasito, déjala en paz. —Nunca había hecho esto, siempre llegaba tarde a la escena del crimen, o solo me ponía como carnada.

Se volteo, para mirarme con el odio dibujado en su hermoso rostro, pude ver sus grandes colmillos. No sentí miedo.

--Vete de aquí.

--Ni loca. Te dije que la dejes.

--Espera un momento preciosa. —La niña soltó otro sollozo. —Primero me encargo de ella, luego seguirás tú.

Comenzó a caminar lentamente hacia mí.

Me prepare para una pelea encarnizada.

--No lo volveré a repetir. ¡Déjala en paz!—Le grite. Comenzó a reír a carcajadas. Sentí un fuerte estremecimiento.

--Si, como no—Respondió con sorna. —Puedo preguntar que hace una belleza como tu, en un sitio como este.

--Ocupándome de basuras como tú. ¿O acaso parece que estoy de paseo?

--¡Oh! Que bien, comida con mucha actitud. Son las más sabrosas. —Se movió rápidamente y se coloco detrás de mí y me susurro al oído. —Porque son las que mas se resisten.

--Aléjate. —Me gire para golpearlo, pero de nuevo estaba en su lugar.

--Solo sentirás un pinchazo. —Quiso hacer lo mismo, pero fui más rápida que él.

--Lo mismo digo. —Quedo atónito, por la rapidez con la que me había movido. Desenfunde mi estaca que estaba escondida en mí el cinto de mi pantalón.

--¿Cómo diablos? ¡Que eres!—Mi grito.

--¿Por qué será que todos preguntan lo mismo? Solo soy una linda chica que ayuda a la comunidad. —Reí la más tranquila que pude sonar, en un momento como este.

--Acaso eres una cazadora.

--Para ser vampiro, tu mente trabaja muy, pero que muy lento, no estoy bromeando.

--Esto se ha puesto interesante. —Se movió tan rápido que pude esquivarlo por pura suerte, pero caí al suelo. —Mmm. Interesante, no sabia que idiotas como fueran tan raidos.

--Se podría decir que soy especial. —Me levante, y arremetí contra él. Pero falle. Me voltee y lo busque.

--Creo que necesito un poco de energía, para continuar contigo. —Atrapo a la muchacha que se había deslizado lejos de nosotros y estaba escapando.

--No la toques.

--Tarde. —La apretó, cuando su boca estuvo cerca de su yugular, yo me interpuse, la atrape del cuello y le di una buena patada en la boca del estomago, voló unos metros lejos de nosotras.

--Vete, corre lejos. —Le aconseje a la chica atemorizada detrás de mi. —Y por favor—Sus pupilas eran grandes por el miedo que la inundaba, pero logro prestarme atención suficiente como para hacer lo que le pediría. —No le digas a nadie sobre mí. ¿Entendido?—Asintió desesperadamente y antes de marcharse dijo.

--Gracias. —No me esperaba eso, asentí.

--¡Corre!

--No te iras a ninguna parte, querida. —Antes de que el vampiro la atrapara, lo golpee nuevamente, y cayo.

--Quédate quieto maldito. —Le hable entre dientes.

--Parece que me conformare contigo. —Golpeo mi pierna y caí, me atrapo, puso su mano en mis pechos y mostro una sonrisa pervertida, y asquerosa.

--No sabes el error que cometiste. —Levante mi rodilla, porque solo sostenía mis muñecas y le di en su parte débil, porque humano o no-muerto, aun les dolía como el diablo.

--Asquerosa…--No lo deje terminar su frase, porque le clave la estaca tan fuerte como pude. Me levante del suelo y encendí una cerilla, el cuerpo se consumió de inmediato.

Volví mi arma a su respectivo lugar, y Salí del callejón, busque en el aire el olor de la muchacha y la seguí.

No estaba muy lejos, pero cuando la alcance no grito. Estaba en un tremendo Shock. La agarre de los hombros y me dispuse a parecer muy segura para que confiara en mi.

--¿Estas bien?

--S-s-s-siiiiii—Comenzó a llorar.

--Tranquila. ¿Te hizo algo?

--N-n-n-nooo Cr-cr-creo.

--Déjame ver tu cuello. —Lo mostro, estaba completamente sano, ella no había sido mordida, yo había acudido a su rescate a tiempo.

--Gracias, gracias. —Me abrazo.

--Déjame acompañarte a tu casa.

--¿Lo harás?

--Para asegurarme de que llegues a salvo. —Ella me guio todo el camino, iba en silencio pero ya estaba calmada, y claro desarreglada.

--¿Qué sucedió con él?

--Realmente no quieres saberlo. —Al parecer entendió, y se quedo callada mientras caminábamos por la ciudad dormida.

--Mi casa es a unas calles.

--Mírame. —Lo hizo—Lo que sucedió esta noche no lo debe saber nadie, diles que intentaron robarte pero escapaste, y no le menciones nada sobre mi o ese tipo.

--Esta bien, aunque lo hiciera nadie me creería, es decir, una heroína no deja rastro. —Pare en seco ¿Heroína? Solo reí.

Llegamos a la puerta de su casa.

--Adiós.

--Muchas gracias.

Desaparecí, en la noche, como la criatura oscura que era.



Llegue a casa más orgullosa que nunca. Faltaban unas horas para que papá llegara.

Me recosté en mi cama y empecé con la tarea que debería entregar en unos días. Complete el trabajo que hicimos el viernes, pero me trajo recuerdos de Daniel que volvieron loco mi corazón.

Unas horas después, un pensamiento terrorífico me asalto.

Mis amigos habían estado de fiesta esta misma noche, podría haber sido María, siempre tan alegre, o Mat, quien era como mi hermano mayor, o Lucas…, bueno aun seguía siendo un compañero.

Se me revolvió el estomago, pero me dije “Si esta noche hubiera sido uno de ellos, ahora estaría seguro en su casa gracias a ti”

Me levante y cambie, cuando oí la puerta del frente de mi casa abrirse, era un día horrible, frio y como siempre tan nublado que el sol no hacia notar su presencia.

Papá llevaba una sonrisa en el rostro.

--¿Por qué tan feliz?

--¿Debo suponer que esto fue gracias a ti?—Levanto el periódico en alto, baje las escaleras y aparecí frente a él. Cuando no había nadie con nosotros actuaba siendo yo misma.



ASESINATO FRUSTRADO.

Una joven logro escapar de un callejón cuando su atacante quiso manosearla y degollarla…



Deje de leer, pero esta vez con una enorme ola de felicidad creciendo dentro de mí.

--¿Menciona algo de alguien más allí?

--Lo leí dos veces y no dice nada.

--Cumplió. —Salte

--¿Qué?

--Yo la salve y le pedí por favor que no hablara de mi cuando hiciera la denuncia, y lo hizo.

--Estoy muy orgulloso de ti, era muy joven y tenía una vida por delante, y tú le permitiste otra oportunidad.

--No lo puedo creer. —Saltaba y gritaba de felicidad como una niña de 3 años con un poni.

--Tranquila romperás algo. —El rió y me abrazo por los hombros. —Eres la hija que cualquiera quisiera tener.

--Gracias. —Mire el reloj, ¡Diablos! Tarde de nuevo. —Se me hace tarde.

Subí las escaleras y busque mi bolso, cuando pasaba por delante de él, me lanzo la llaves que atrape en el aire.

--Usa el auto.

--Ok. —Desaparecí por la puerta, corrí a velocidad humana al auto. Conduje como lo haría cualquier vampiro: Tan rápido que si chocas no queda absolutamente nada de lo que fuiste tú y el auto.



Llegue temprano, mis amigos estaba afuera charlando, camine hacia ellos.

--Hey Sisi. —Grito Mat.

--Hola chicos

--¿Qué haces aquí tan temprano?—Curioseó Lucas.

--Venir al instituto. —Repuse más que feliz. Nada que dijeran me haría cambiar de humor.

--¿Por qué tan feliz?—Rio María.

--Porque si—Daniel apareció detrás de mi.

--Hola, ¿de que me pierdo?

--Sasha esta rara. —Me encogí de hombros.

--¿Qué hiciste anoche?

--La verdad no querrás saberlo. —Contesto Luca. —Analicemos,

1. Paso toda la noche “ocupada”

2. Esta más que feliz.

3. Su padre nunca esta por las noches.

¿Qué te imaginas que pudo haber hecho?—Ironizo.

--Hoy, nada de lo que me digas o hagas, hará que mi humor cambie, así que no desperdicies tu día.-- Le di un beso en la mejilla, y camine dentro del instituto.

--Esta rara. —Lo oí repetir.

--No puedes culparla por tener un buen día. —Reprocho Dan



Las horas pasaron y yo mas feliz que nunca, además de haber visto al chico de mis sueños, y comer con el a mi lado sin que me sacara los ojos de encima ayudo mas.

Era final de día, y fui una de las ultimasen salir, junto con Mat, cuando estaba por llegar a mi auto, recordé, el libro de bilogía.

--Me olvide el apunte de biolo, voy a buscarlo, te veo mañana.

--¿Quieres que te acompañe?

--No esta bien. —Me despedí con un beso en la mejilla.



El lugar esta vacio, parecía abandonado sin tantos chicos que los llenaran con sus agudas voces.

Acelere el paso, hasta mi casillero, podía oír todo el instituto y mas, el tener súper audición me ayudaba a confiar, cuando estaba sola.

Abrí mi casillero y saque el libro que estaba buscando. Lo saque y cerré mi casillero.

Me sorprendí de ver a Dan apoyado en la pared a mi lado, como si hubiera estado ahí todo el tiempo, cosa que no era cierto sino lo hubiera oído.

--Hola. —Me sonrió de forma seductora.

--¿Hace cuanto que estas ahí?

--Te seguí cuando te marchaste sin Mat.

--¿Eso debería asustarme o…?

--No, no debería.

--¿Necesitas algo?—Lo mire fijo.

--La verdad es que si.

--¿Qué…?—Se separo de la pared y se paro frente a mi, si hubiera querido eludirlo me hubiera sido imposible. Solo si “hubiera” querido, porque no loca me muevo.

--¿Por qué estabas tan feliz?

--Una tontería.

--No lo creo, ellos estaban de acuerdo con que estuvieras así, dijeron que es muy difícil hacerte feliz.

--Bueno pero lo estoy, eso es lo que cuenta ¿No?

--Eres muy rara.

--Lo se, pero que le voy a hacer.

--Si, y eso es lo que me tiene loco de ti. —No me salían las palabras, ¿Acababa de decir que lo tenía loco? Solo sonreí, el se acerco mas, cerré los ojos y espere que sus labios tocaran los míos.

Podía sentir su respiración haciendo cosquillas en mi piel. Ya sentía el sabor de sus labios, mi cuerpo me estaba quemando por dentro.

Pero era de esperarse que algo o alguien nos interrumpieran, oímos unas voces y pasos que bajaban las escaleras.

Gire mi cabeza a donde provenía el ruido, suspire.

Daniel insulto tan bajo que un humano cerca de el como yo no podría oírlo.

Reí un poco, me miro y le dije.

--Tengo que irme, se me hará tarde y me castigaran. —Y Salí caminando como si nada, claro que por dentro me sentía muy frustrada, pero como siempre se dice. “La tercera es la vencida”.