♥¿QuE bUsCaS?♥

sábado, 21 de noviembre de 2009

Capitulo 3: BIBLIOTECA

BIBLIOTECA

Me apoye en la pared, el aire que corría me relajo, por lo que las nauseas desaparecieron de a poco, pero todavía tenia un nudo en la garganta y no se iba.

Comencé a llorar otra vez por la culpa, cubrí mi cara con las manos, aquí no estaba papá para ayudarme y lo único que me quedaba era desahogarme así.

No se cuanto tiempo estuve allí, pero lo suficiente como para que todos se hubieran ido ya a sus hogares felices.

Me era imposible dejar de llorar. Mi móvil comenzó a sonar, la pantalla decía Mat.

Tome un profundo respiro e intente que mi voz no se quebrara al hablar, las lagrimas no cesaban.

--¿Hola?

--¡Sisi! ¿Dónde estas?

--A tan solo unas calles de casa. ¿Y tú?

--Saliendo del estacionamiento, pensé que estarías allí y me quede a esperarte.

--Lo siento. No lo sabía.

--No hay problema. ¿Tu estas bien?

--Si—Mi voz fallo. Me golpee mentalmente por eso.

--¿Segura?—Trague deseando que no sucediera de nuevo e intentando sonar lo mas convencible posible.

--Sabes que si algo me pasara serias el rimero en enterarte. ¿No es así?—Espere.

--Si, pero ¿Te sientes bien? Te veías terrible. —Solté una risita.

--Si me siento bien. Te veo mañana.

--Adiós.

--Adiós. Te quiero.

--Yo también. Que te recuperes. —Pulse terminar y guarde mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón.

Cerré mis ojos y conté mentalmente hasta diez para tranquilizarme. Deje de llorar y me seque las lágrimas con el reverso de mi campera.

Estaba por marcharme cuando escuche unos pasos, me voltee.

--¿Por qué le mentiste?—Daniel estaba de pie frente a mí, se veía muy bien. Deseche ese pensamiento en un santiamén.

--¿Cómo?

--¿Por qué le dijiste a Mat que estabas bien?

--Mira—Dio unos pasos para acortar la distancia entre nosotros. —No quiero ser grosera, así que haremos lo siguiente, yo me iré a mi casa y tú te subirás a tu auto y harás lo que tengas que hacer. Y olvidaras que preguntaste eso ¿De acuerdo?—Le di la espalda dispuesta a marcharme, pero me sostuvo del brazo con extremo cuidado.

--¿Estuviste llorando?—En sus ojos había tristeza. Odiaba que sintieran pena por mí.

--¿Qué te hace decir eso?

--Bueno es que yo te vi cuando saliste y…

--¿Me estuviste espiando?—Fue muy descuidado de mi parte no haber prestado atención.

--No, yo bueno…--Levante una ceja. El se paso la mano peinando se cabello. —Bueno, si. —Mi boca se abrió, no se molesto en fingir. Vio la sorpresa en mi rostro. —Pero no de la mala manera, no, solo que.

--Te gusta ver la desgracia ajena.

--¡No! Es que no sabía que decir, ni hacer. Y te veías tan mal.

--¿Y eso te da derecho?

--No, pero, temí que te sucediera algo. —Fue como un balde de agua fría. Aquí el único que me podía hacer daño era él.

--Debo irme. Pero antes necesito que me sueltes. —Miro su mano y sonrió, de inmediato me libero.

--¿y…?—Camine pero el me siguió el paso.--¿Vamos a tu casa o a la mía?

--Disculpa, ¿Qué?

--Si, donde vamos a hacer el trabajo de español.

--En la biblioteca.

--Pensé que cerraba después de las tres. —Señalo el edificio.

--No aquí, la biblioteca publica, mañana a las cuatro. —Me estaba alejando.

--¿Quieres que te lleve?

--No, gracias.

--¿Me tienes miedo?—Sonrió petulante. —Tranquila no muerdo. —Su sonrisa creció. Me trague las ganas de responderle “Si tu no muerdes, yo soy blancanieves”.

--Adiós. —No le iba a dar el gusto. Salí, pero tuve el presentimiento de que me seguiría, por lo que tome el camino mas largo, y me metí en calles que no conocía y en lugares que le fuera difícil seguirme como en contramano para confundirlo.



Llegue a casa. Fue extraño que no me hubiera abierto la puerta.

Entre y papá estaba con los brazos cruzados frente a mi.

--Hola—Deje mi bolso en la mesa, pero el seguía igual. Estaba serio--¿Sucede algo?

--Lo mismo te iba a preguntar.

--¿De que hablas?—Mire al reloj de la pared. Debí haber llegado hacia una hora. —Ups, lo siento. Yo…

--Acaba de llamar Matías.

--¿Qué le dijiste?—Pregunte.

--Que estabas dormida. —Suspire.--¿Y? Algo que me quieras decir. ¿Nada para confesar?

--No solo que…, Ángela Linier—Escupí el nombre—Al parecer era alumna de uno de mis profesores. Y comenzó a hablar de eso…--Mis ojos picaban.

--Sisi.

--Ya se que no fue mi culpa, pero no dejo de pensar. —Me controle.

--Estaba preocupado, Matías dijo que te había llamado hacia una hora y le dijiste que estabas a unas calles.

--Le mentí, porque no querría que me viniera sola, pero necesitaba tiempo para pensar, nada más. —No podía decirle a Antonio sobre Dan Aunque me sentía mal por ocultarle algo tan importante como eso. —Mmm. papi.

-¿Si pequeña?

--Mañana por la tarde necesito el auto, para ir a la biblioteca, tengo que hacer un trabajo de español y es de grupo.

--¿No quieres que Mat venga aquí?

--No es Matías.

--¿A no? Pero siempre hacen trabajos juntos.

-Si, pero hay un nuevo estudiante y nos cambiaron de asiento y me toca con él.

--Bueno no hay problema, solo no llegues tan tarde.

--Ya lo se. —Me dirigí al refrigerador para buscar algo para comer, estaba hambrienta, el periódico decía.



MUJER ASESINADA EN EL PARQUE.



El articulo trataba sobre un mujer, que había sido encontrada en el arque, era un echo aislado, pero lo mantuve en cuenta, tal vez había un nuevo amiguito en la ciudad con quien podía ir a jugar.

En una ciudad como esta, los asesinatos de jóvenes se los tomaba como causa de peleas entre pandillas. Los vampiros sabían como ocultar sus actos, así que hacían que se viran como peleas callejeras.

El misterio de porque Daniel estaba en el instituto me volvía loca, porque al parecer no era uno de los malos.

Esta noche saldría a patrullar.

Pero ahora como muy buena cazadora debía hacer mi tarea primero, cuando termine fui a mi cuarto y comencé a leer, pero me vino una imagen de esa tarde. “¿Vamos a tu casa o a la mía?” “¿Me tienes miedo?” No aguante mucho y comencé a reírme como loca, muy pocas personas venían a casa. Y tenerle miedo, más bien odio.

--¿Me estoy perdiendo de algo?—Antonio se asomo por la puerta.

--No, solo recordaba algo del colegio, solo eso.

--Bueno, me tengo que ir.

--¿Ya?

--Son las 20 pm.

--Parece que me perdí en el tiempo.

--Cuando tu madre leía le sucedía lo mismo. —Sonrió con melancolía. Me levante y lo abrace.

--Te quiero.

--Yo también. Pórtate bien.

--Sip.

Ayer me había dormido y no había hecho lo que tenía que hacer. Saber más acerca de Daniel.

Me cambie de ropa y me prepare para patrullar.



Salí de casa, era jueves, el sábado iríamos “de compras”.

Comencé a correr a lo que para mi era común. Busque por toda la ciudad algún rastro de él.

Me dirigí principalmente a donde habían ocurrido algunos asesinatos últimamente. Pero nada, algunos eran de vampiro, el cual recuerdo haber matado.

No encontré su aroma en ninguna de los sitios vigilados. No comprendía como es que se habría alimentado. Una respuesta vino a mi mente pero era increíble. “Él es como tú”. Muy pocos se habían animado a lo que nosotros hacíamos, matar y beber sangre de animales. Nada más que lo justo y necesario.

Papá tenia sangre en el sótano, pero era porque el necesitaba mas que yo y no podía ir todos los días al bosque. Son escasas las veces en las que he bebido sangre de esos recipientes.



Eran casi las tres de la mañana y yo volví a casa muy frustrada por no haber podido hacer nada.

Si estaba en mis manos, quería impedir otra muerte, principalmente de chicas jóvenes como ellas que tenían toda una vida por delante.

Comencé a prepararme el desayuno, aunque papá tenía muchos años y había tenido muchos años como chef, nunca estaba de más probar que podía cocinar sin reventar la cocina y quemar nada.

Mire por la ventana, estaba lloviendo a cantaros. Divise que papá corrió como un humano directo hacia la puerta. La abrí.

--¿Preparada tan temprano?

--¿Increíble no?—Sonrió. Y me abrazo, me mojo toda. — ¡Papá!—Exclame.

--Lo siento. —Pero no era verdad, se estaba riendo. Fui a mi habitación a cambiarme, unos jeans, una remera azul, zapatillos negras y una campera. Me gustaba verme bien, pero no por ser superfina, solo para sentirme mas humana, una chica normal haría eso. Y odiaba exhibirme, era repugnante, pero cuando tenía que buscar un vampiro que amaba a las adolescentes fáciles debía hacerlo. Y me sentía muy incomoda.

Estaba sentada desayunando, y el bebiendo en una taza que acababa de sacar del microondas, Antonio odiaba la sangre fría. Suena raro pero así era.

La lluvia hacia cada vez mas ruido, parecía decir “No podrás salir”.

Cogí las llaves del auto, pero oí un golpe en la puerta. Mire a papá y el se encogió de hombros.

Abrí la puerta y estaba Mat, bajo la lluvia.

--¿Qué diablos haces aquí? ¡Pasa!

--Estaba lloviendo y vine a buscarte. —Papá rio y yo le lance una mirada de ¡Mejor cállate!

--No eres mi transporte. ¡Te puedes enfermar!

--Estoy bien. ¿Y vamos?

--Vamos. Bye pa.

--Pórtense bien.

--Claro—Respondimos con sarcasmo y comenzamos a reír. Corrimos bajo la lluvia a su auto.



Entramos al auto tan rápido como pudimos, encendió la calefacción y acelero.

Llegue justo delante del profesor Ramírez.

--Buenos días.

--Buenos días—Respondimos, odiaba eso, parecíamos un ejército, me molestaban tantas reglas, por eso mismo casi nunca las cumplía.

--Hola. —Salimos. Y Daniel ya estaba a mi lado.

--Hola. —Suspire.--¿Hoy también me seguirás?—Rio un poco.

--Si no te molesta.

--De verdad no quieres saberlo. —Entramos al otro salón.

Las clases parecían pasar rápido. Estaba en otro mundo, preguntando como se alimentaba mi nuevo compañero.

Antes de entrar al almuerzo, me dijo.

--¿Entonces hoy a las 4 en la biblioteca?

--Si. —Tuve un respiro porque el se fue a sentar a nuestra mesa y me dejo sola en la fila. Extrañaba mi espacio en el instituto.

Fui a sentarme.

--¿Qué cuentan?

--Felices, es viernes.

--¿Qué harás este sábado?—Pregunto María.

--Me voy con papá de campamento.

--Pero no va a hacer buen clima.

--Explícale eso a Antonio.

--Mmm.

--Este miércoles es feriado ¿Cierto?—Indago Lucas.

--Sip.

--Ok. —Algo se traía entre manos.

--Al menos paro de llover. —Comento Dan

--¿De verdad?

--Aja. —Mire por la ventana y el día estaba nublado como siempre pero la ya no caía ni una pequeña gota.

--¿Cómo van con el trabajo?—Me pregunto Mat.

--Ni me lo recuerdes.

--¿Qué ustedes no siempre hacen grupo juntos?

--Eso era antes. —Me queje.

--¿Qué les paso?

--Nos separaron. —Dijo Mat.

--Ósea ¡Hola! Te sentabas al lado de la chica más problemática de este instituto. Era de esperarse.

--No comiences con eso. —Le reprocho su novia.--¿Por qué?

--Chico nuevo.

--¿Haces el trabajo con Daniel?—Él soltó una leve carcajada. —Mira, no te conozco pero me das lastima, nadie la puede soportar tanto como tu, debes tener un don.

--No es molesta. —Repuso. —A mi me cae muy bien. —Repuso. “Si claro como aperitivo” Pensé.

--Muchas gracias. —Me guiño un ojo.

--¿Y a ti Mat? ¿Con quien te toco?

--Con Natalia.

--¿Y te quejas de eso?—Era la chica más inteligente.

--Me aburriré.

--¿Acaso se divertían trabajando juntos?—Asentimos al mismo tiempo.--¿Saben que son muy raros cierto?

--Me lo dices todo el tiempo. —Murmure. Dan me miro apenado. Pero yo sabia que Lucas tenia razón era muy rara. No era ni humana ni vampira era ambos o ninguno.



El timbre sonó y cada uno se dirigió para su respectiva clase. Me levante y comencé a caminar con la cabeza gacha, me había deprimido que remarcara que era rara, no debería afectarme en nada, pero así fue.

Pase toda la hora de geografía de la misma manera. Muy callada, sumida en mis pensamientos.

Al final de la hora me dirigí a química. Iba caminando lento por el pasillo, tomando mi tiempo.

Daniel me agarro del brazo y me freno. No hice fuerza para soltarme, solo lo mire, no sabia si había estado caminando a mi lado o si lo había dejado y recién me alcanzaba.

--¿Sisi?

--Soy Sasha. ¿Qué necesitas?

--¿Qué te sucedió?

--Nada.

--Te ves deprimida.

--No me siento así.

--¿Es por lo que dijo Lucas?

--No.

--No debes creerle, eres la chica más normal que conozco.

--Entonces conoces muy pocas. —Seguí caminando pero volvía a agarrarme de la mano suavemente.

--Lo digo en serio, te pareces mucho a mí.

--Espero que no. —Hable muy bajo, pero el siendo vampiro seguro escucharía. Frunció el seño.

--Porque—Prosiguió como si no me hubiera escuchado. —Tenemos la misma conducta.

--Eso no es cierto. Y ahora vámonos que se hace tarde. —No quería pensar eso. ¿Su misma conducta? Rogué que no fuera así.



Llegamos tarde. Entre y la profesora nos miro como si fuese a matarnos por interrumpir su clase.

--Lo siento. —Susurro detrás de mi Dan

--Eso no me ayuda. —Pase a mi asiento. Y saque mi cuaderno para hacer los apuntes.

Era final de hora, y espere a mi compañero.

--¿Me estas esperando?—Parecía feliz por la idea.

--De cualquier manera me seguirás, y no creo que parezca que estoy huyendo de ti. —En simples palabras no quería mostrarme débil cerca de él.

En los pasillos los chicos no dejaban de mirarme y eso me incomodaba. Logre escuchar la conversación de unos chicos que eran del equipo de football. Aunque estuvieran lejos.

--Odio a ese idiota. —Parecían referirse a Daniel.

--Se cree la gran cosa.

--¿Crees que sean novios?—Las comisuras de la boca de mi compañero subieron.



--¿Por qué sonríes?—Pregunte algo enojada.

--Por algo que oí.

--Como digas.



--Es Sasha, jamás ha tenido novio. Solo sale con chicos.

--Tengo una idea.

--¿Cual?

--La invitare a la fiesta que das esta noche e ira conmigo. —Pare en seco. —Para enseñarle a ese tonto quienes mandamos aquí. Cuando me diga que si, lo dejara solo al pobre.

--¿Qué te hace pensar que dirá que si?

--No se resistirá a mí. ¡Mira allí viene!



--Mmm. Mejor ir por aquí. —Señale una desviación.

--¿Por qué?

--Solo me parece más rápido.

--No lo creo. Vamos. —Siguió caminando y por estúpida lo seguí. No quise mirar en dirección de los de-poco-cerebro atletas.

--¡Oye Sasha!—Maldije. Y Dan me miro extrañado. Antes de girarme puse mi mejor sonrisa.

--¿Si?

--Hoy en la noche los chicos harán una fiesta en casa de Jake y quería saber si—Lo que ocurrió fue muy extraño. Mi compañero pasó su brazo por mis hombros. Me tense y mi corazón comenzó a latir mas rápido alertando ¡PELIGRO! Mi amigo levanto una ceja, esperando que el muchacho continuara con su petición. —Quieres venir, estaremos todos.--¿Dónde quedo el ir con él?

--No puedo lo siento, esta noche estoy ocupada. —Nos lanzo una mirada a Dan y a mi, y se marcho. Pude escuchar las estruendosas carcajadas de sus amigos.

Nos fuimos pero no proteste porque aun seguía con su brazo en mis hombros. Antes de entrar al salón me dejo, me sentí triste y le dije.

--Gracias.

--No hay porque. —Nos sentamos, pasaron los minutos y la profesora no venia.

Entro la secretaria y nos dijo que había faltado. Podíamos caminar por el lugar pero no salir antes.

Camine junto a él y nos sentamos en unas mesas que se usaban para días de picnic.

--¿Puedo hacerte una pregunta?

--Si.

--¿Por qué viniste aquí y no a otro instituto?

--Bueno, pregunte en diferentes lugares, pero ninguno me atraía y cuando llegue era la hora de salir, y entre todos vi algo hermoso que me hizo elegir este lugar.

--¿Qué fue eso hermoso?—Pensé en la estructura. No era linda para nada, toda gastada y vieja. La ropa no creo, todos vestíamos diferentes, ¿Qué habría sido eso?

--¿De verdad no te lo imaginas?—Me lanzo una mirada seductora que me intimidaba al mismo tiempo. Me negué.

--Hola chicos. —Mat nos interrumpió. Oí jurar a Dan--¿Cómo les va con su trabajo?

--Hoy lo haremos.

--Que rápidos, yo creo que ella ya lo termino.

--¿Y tu que hiciste?

--Dijo que no haría nada porque no necesitaba mi ayuda.

--Wow.

Lo que nos quedo de tiempo, la asamos hablando del trabajo.

Salí del instituto y camine a casa. Cuando llegue, me bañe y cambie.

Cogí las lleves de auto y conduje a la biblioteca.

Aparque, él estaba en su auto apoyado, y al parecer no me vio.

--Hey. —Camine hasta él. Me miro de pies a cabeza y su sonrisa se hizo cada vez mas grande.--¿Que?

--Nada. Te ves bien. —Me ruborice.

--Entremos quiero terminar rápido con esto.

En la biblioteca saque al menos 12 libros para completar todo. Él me miro y ayudo a cargarlos.

--¿Necesitamos tantos?

--La profesora dice que soy una de las mejores alumnas de español, y es lo menos que espera de mí. Y si ve que tú también has trabajado encabezaras la lista de sus preferidos.

--Wow, gracias por la ayuda. Pero no creo que sea necesario.

--Ya veras que si.

Comenzamos a escribir, sin parar, es se había subido las mangas de su camisa dejando ver los fuertes músculos de sus brazos.

Cuando nuestros brazos se tocaron sentí una corriente eléctrica pasar a través de mi piel. Lo quite tan rápido como pude. Él levanto la mirada y me sonrió. Le fruncí el seño, negó y solo rio muy bajo.

Cada vez que su piel tocaba la mía, sentía esa corriente, parecía que Dan lo hacia a propósito, porque cada vez era con mas frecuencia.

Terminamos, guarde los apuntes en mi bolso y junte los libros y me dirigí a acomodarlos cada uno en su lugar.

Él me encontró, no llegaba asique rio.

--¿Por qué no pides ayuda?—Coloco el libro. Me encogí de hombros y el siguió ordenando conmigo. Quedaban unos pocos y en el lugar reinaba un profundo silencio. —y… ¿Es verdad lo que dice Lucas?

--¿Sobre que?

--¿Qué sales con chicos?—No me imagine que preguntaría eso.

--Si. Pero solo porque ellos se creen la gran cosa, y enamoran a chicas y las dejan, solo las usan. Ellas sufren pero no les importa. Se lo merecen. —Ese era el anteúltimo libro.

--¿Nunca lo has intentado con algún chico que realmente te interese?

--Nunca me ha interesado ningún chico.

--¿Jamás te has fijado en ninguno?

--No ¿Y tú?—Lo mire. Me sonrió.

--¿Sabes? Si, conocí a una hace muy poco. —Se acerco, no dejaba de mirarme con sus grandes ojos marrones.

--¿Cómo es?--¿Por qué no hacia nada? Se acerco más.

--Muy bonita, inteligente, divertida—Sus labios estaban cerca de los míos. —Aunque muy tenaz.—Cerré los ojos, sus labios rosaron los míos con delicadeza. —Ella es…

En todo ese silencio el tono de mi celular estaba muy alto, pegue un salto y volví a la realidad. La pantalla de mi celular decía “Llamando pa”.

“Gracias papito” pensé sarcásticamente. Para mi sorpresa deseaba con todo el corazón que el me besase sin importar lo que fuere. Y eso no estaba muy bien. Corte la llamada.

--Se me hace tarde. —Corrí a la salida, subí a mi auto y arranque.

En el semáforo saque mi celular y marque el teléfono de Antonio.

Un 30% de mi le agradecía por haber interrumpido y el otro 70% quería estrangularlo por eso.