♥¿QuE bUsCaS?♥

viernes, 27 de noviembre de 2009

Capitulo 5: Mensaje

MENSAJE

Iba ausente frente al volante, seria muy peligroso (si fuera tan solo humana, pero nop) recordando que tan cerca habíamos estado uno del otro.

Insultaba mentalmente a quien sea quien se le dio por interrumpirnos, para serme sincera creo que el mundo no quería que nos besáramos. Una vez puede pasar por casualidad pero dos…

Pensando en “El mundo esta contra mi…” Me hacia sentir una chica adolescente normal, con problemas normales. Que más quisiera yo que poder tener eso.

Llegue a casa, en esta flotaba un delicioso olor a chocolate y frutilla.

En la cocina me encontré a papá con una deliciosa tarta y galletas, recién salidas del horno. Siempre que estaba feliz cocinaba, esta era una buena señal.

--¿Esto es por de…?

--Anoche. No se me ocurrió otra manera de alegrarte más, así que comencé a preparar todo.

--Sabes que no es necesario. La única que come aquí soy yo y no me agradaría engordar.

--No puedes hacer eso. —Suspiro y me dio un beso en la frente. Coloco la comida en la heladera para que enfriara más rápido y fuimos a sentarnos al sofá.

No había nada para ver que fuera muy divertido así que elegí una de mis películas favoritas Blade. La coloque y reía cada vez que mataban a un vampiro.

Él se levanto y trajo una porción de la exquisita tarta y unas galletas, luego trajo una taza humeante de… sangre. Sentí un retorcijón en el estomago. Tenía hambre.

Me aleje disimuladamente de él, para no tentarme y luego soportar un discurso de “Debiste beber más que solo dos bla, bla, bla”

No quise levantarme, me vi las tres películas de la saga.

Cuando Antonio se levanto no me había dado cuanto de que ya era tarde como para comenzar con mi tarea.

El profesor Ramírez me había dado no doble sino triple tarea, y esta vez por nada. Puede que me lo mereciera antes pero no ahora. Juro que uno de estos días hare que se arrepienta de humillarme a diario frente a todos y que yo no pueda hacer nada por estar a solo una mas de quedar libre, y expulsada.




Salude a papá antes de que se marchara y me cambie, por algo que me sirviera esta noche.

Aun seguía con muy buenos ánimos, y no dejaría que lastimaran a otra persona.

Salimos los dos de casa, pero nos dirigimos en direcciones contrarias sin que antes me rogara que tuviera extremo cuidado y que si algo sucedía no dudara en llamarle.




No era muy tarde, pero esta vez en ves de dirigirme al centro como hacia siempre fui a los barrios más peligrosos.

Donde estaban los drogadictos, ebrios y traficantes inservibles. Un lugar donde todos andaban armados y las pandillas se tiroteaban como si estuvieran lanzándose bolas de nieve en la primera y mas divertida nevada de navidad.




Oí unos pasos seguirme, pero cuando me voltee no había nada, y estaba segura de que no seria una ilusión. Mis sentidos ultrasensibles no me engañarían.

Seguí caminando y los pasos se hicieron mas y mas notorios, pero fingí ignorarlos, si era un vampiro me ayudaría mucho el factor sorpresa.

Per de repente reino el silencio, eso me hizo desconfiar más de que hubiera desaparecido. Dirigí mi mano hacia mi estaca instintivamente. Lo busque con la mirada pero no vi nada.

Escuche un pequeño ruido y lance la estaca tan fuerte y lejos como pude.

Resonó un grito agudo y fuerte. Corrí en la dirección en que había lanzado mi cuchilla y me encontré con un vampiro de unos 30 y algo de años.

Si debía enfrentarme a el, seria muy difícil. Inspeccione el cuerpo de mi enemigo en busca de mi arma. Se encantaraba en el pecho pero del lado derecho. “Por poco” Pensé.

--¡Oye que miras!—Parecía furioso, la estaca había sido clavada con tal fuerza que estaba inmovilizado.

--A ti mi rey. —Le susurre con voz seductora y graciosa.

--De verdad que eres hermosa. —Me observo de pies a cabeza. —Pensé que solo estaban exagerando contigo cazadora. Pero eres digna de admirar.

--Como me conoces.

--¿Quién no te conocería?

--Eres la increíble cazadora, has matado más vampiros en tu corta vida que tu madre en todos sus años de servicio.

--¿Cómo sabes eso?

--Me enviaron a buscarte Y ¡Eureka! Te encontré princesa.

--¿Quién te envió?

--No soy imbécil no voy a decírtelo.

--Al menos dime para que.

--Para entregarte un mensaje.

--¿Cuál?—Me cruce de brazos. Algo dentro de mí gritaba, pataleaba y lloraba por saber que me conocían. Eso significaba que a los que quería estaban en grave peligro.

--No finjas. Estas muriendo de miedo.

--No te conviene jugar conmigo. Dime cual es el mensaje.

--Estas tan asustada como una niña de jardín de infantes.

--Si me conoces, sabes que mato sin piedad y para tu desgracia puedo hacerlo sin el menor esfuerzo. Soy muy buena en mi trabajo y en acabar con la existencia de sabandijas.

--Demuéstralo. —Me acerque y puse mi mano en su pecho.

--Escúchame. —Le susurre, estaba tan cerca que podría besarlo sin problemas, el entreabrió los labios como acción refleja. —Eres tu el que esta clavado contra la pared. —Me aleje. Me miro con furia. Me acerque de nuevo y el se adelanto para besarme pero me hice hacia atrás. Reí de forma seductora, el no despegaba sus ojos de mi labios, humedeció los suyos—Soy yo la que puede sacarte o acabar contigo. —Agarre la estaca y la gire como a un tornillo. Grito muy fuerte. —O solo puedo hacerte sentir mas dolor del que nunca has sentido. —Hice dos pasos hacia atrás. —Asique te doy la elección de elegir. —me encogí de hombros.

--No me esperaba esto. —Susurro muy bajo.

--¿Y?

--¡Eres una estúpida humana no puedes hacerme esto!

--Déjame recordarte que ya lo he hecho. Ahora dime cual es el mensaje, por el que estas así. —Lo señale. Me gruño. —Solo lo haces más difícil, y claro, doloroso. —Saque otra estaca.--¿Dónde la quieres?—La dirigí a su parte débil.

--No, espera, te diré, no lo hagas.

--Así me gusta.

--Ellos dijeron que te han estado vigilando. —Mi sangre se congelo. No entendía ¿Cómo no los había notado? Ahora debería estar el doble de atenta. —Dicen que dejes a tu novio, o lo pagaras caro.

--Pero yo no tengo novio.

--No finjas, te vi, ese vampiro con el que te estabas besando en la biblioteca. —Sentí mis mejillas calentarse.

--Yo no bese a ningún vampiro en la biblioteca.

--No me interesa. Dicen que te alejes de él o sino tu y él morirán. —No entiendo como es enamorarse pero es increíble que cuando lo haces y amas a alguien harías lo que fuera para que este bien. Y para mi eso era mantenerme lejos de él. Era muy doloroso. —Nadie debe saber de esto o morirán tus amigos.

--Los matare a todos.

--Querida, no son pocos, son más de cien. —Mi pulso se acelero, ¿mas de cien?

--No me interesa. Y él no es mi novio. —Comencé a marcharme con un odio creciendo dentro de mí, no podía estar con el chico al que yo amaba pero tampoco podía decirle por que o lo pagarían mis amigos.

--Creo que te olvidas de algo.

--Tienes toda la razón. —No me voltee pero le lance una estaca del lado y izquierdo. Y tire una cerilla. Espere hasta que se consumiera y guarde nuevamente mis cuchillas.




Corrí hacia mi casa y me encerré, con llave segura.

Yo sabia que eso no me ayudaría pero me sentía estúpidamente segura. Saque la tarea y me concentre en eso.

Cuando todo estuvo terminado, prepare la tina llena de agua caliente y me sumergí en ella, dejando relajar mis músculos.

Llore como nunca lo hice. Jamás nadie me había descubierto y ahora tan solo ¡puff! De la nada. Todos sabían sobre mí.

Por suerte no lo de ser hibrida porque mi mundo se caería pedazos.

Mis lágrimas se confundieron con el agua.

Una pregunta surgió de mi cabeza y me sentí estúpida por no habérmela hecho antes.

“¿Qué tenia que ver Daniel con todo esto?” ¿Habrá sido uno de ellos? ¿Lo querrán matar o solo vengarse de el, negándole lo que quiere?




La verdad no se cuanto tiempo estuve allí, porque mi celular comenzó a sonar.

Lo atendí.

--¿Hola?

--Sisi, hoy llegare tarde a casa. Pero tú ya debes estar desayunando, ¿cierto?

--Claro, tampoco soy tan despistada. —Salí, de la bañera y me cambie una velocidad increíble.




Salí corriendo de mi casa comiendo una barra de cereal, para poder llegar al instituto justo a tiempo.

No se si estaba todo dentro de mi mochila. Lo único que recuerdo es que el trabajo sobre Edipo para la clase de español, estaba seguro, y perfectamente guardado.

Hoy no quería ni pensarlo pero seria un día muy, muy difícil, al menos mañana no habría clases.

Tania que ignorar a Daniel, como nunca, ni siquiera una miradita, y si eso no resultaba aclararle que todo había sido un error, un descuido por mi parte y que no quería nada con él.

Con solo pensarlo me dolía, no me imaginaba cuanto dolería decirlo a la cara.




Llegue a las puertas de mi instituto justo a tiempo, corrí hasta la clase de historia.

Cuando me senté el profesor aun no había llegado, estaba jadeando, y un poco alterada.

--¿Qué tal?—Dan, estaba frente a mi.

--No, no te escuche. ¿Puedes repetirlo?

--¿Qué que te sucedió que estas así?

--Por poco llego tarde, acaso no te das cuenta. —Me miro confundido por mi mal humor.

--Buenos días clase. —El profesor Ramírez me lanzo una mirada de muerte, y yo ni siquiera había hecho nada.

--Buenos días.

--Zafiro quiero su trabajo sobre mi escritorio ahora.

--Con muchísimo gusto. —Me levante y entregue las hojas.

Comenzó a pasar las hojas, y mirar tachar algo y escribir. Aguante mis ganas de saltar sobre el y golpearlo.

--Muy bien. La felicito, pero espero algo mejor para la próxima y no me decepcione.

--Gracias. —Me entrego mi trabajo que estaba prolijo, y ahora todo rayado con lapicera roja.

--Sigamos con la clase…--Suspire audiblemente y guarde mi monografía con pesar.

--¿Tiene algo que decir?

--¿Sobre que?

--Me pareció oírla replicar sobre su 8. (Nota del trabajo)

--Usted mismo dijo le pareció.

--¿Disculpe?

--Que-usted-mismo-lo-dijo-le-pareció. —Levante mis cejas. Debía comportarme pero estaba muy alterada con todo lo que había sucedido anoche.

--Señorita Zafiro, mas respeto por su superior.

--Lo siento. —Reprimí con mayor fuerza mi parte vampira intentado salir a la superficie y tomar el control de mi cuerpo.

--Como decía en el siglo XVIII…--Siguió hablando con esa monótona voz que te hacia mas difícil prestar atención y no dormirte en clases. Baje mi cabeza y la oculte en mis brazos, igual que todos algunos se habían dormido.

--¿Pero eso no se considera causa?—Pregunto Dan Sobre algo que no había prestado la atención.

--¿Y usted que piensa Zafiro?—Levante la cabeza.

--¿Cómo?

--¿Qué le parece lo que dijo su compañero?

--Que él tiene razón, es una causa. —No tenia la menor idea, pero fue divertida la cara de mi profesor al contradecirlo y fingir que lo estaba escuchando.

--Mmm., esta bien. Es una causa. —Borro algo en la pizarra, pero no alcance a leer de que se trataba. —Preste atención.

--1, 2,3--¡Si no se da cuenta nadie, le presta atención a las tonterías que usted dice!—3, 4,5—Contaba para relajarme pero no funcionaba. —6, 7,8—Mi ira iba en aumento.

La campana sonó. Me levante lo más rápido que pude y Salí del aula, me apoye en una pared.

--Diablos. ¿Que te sucede hoy?—Mat me miraba fijo.

--Nada, solo un poco cansada.

--Deberías dormir más.

--Y tú estudiar más.

--Ok, dejémoslo ahí. —Reí y comencé a caminar con él.--¿No te olvidas algo?—Esa frase la había escuchado y me provoco calosfríos.

--No, que yo sepa. —El se paro a esperar, seguí su mirada y Dan, caminaba como si el mundo fuera suyo. ¡Y yo me tenía que resistir a eso!

Las otras clases pasaron volando, usando mi concentración en no mirarlo, ni hablarle por más que no dejara de mirarme como lo estaba haciendo.




Llegamos a la cafetería.

Fui la segunda porque mi vampiro preferido ya estaba sentado, esperándome.

--¿Cómo estas?

--Bien, solo cansada.

--Ya me parecía

--¿Por?

--Ni siquiera te molestaste en pelear y arruinarle el día a nuestro profesor de historia.

--Si lo hice.

--Pero no como todos los días, siempre es peor. Me sorprende que teniéndote como alumna siga enseñando en este instituto.

--Al menos no soy tan nerd como para corregirlo.

--Solo lo hice para que se enojara.

--¿Y me cediste la oportunidad a mi? Déjame decirte que para que te odie tanto como a mi, te falta mucho tiempo.

--No me refería a…--Él parecía ofendido.

--Hola chicos.

--¿Qué tal?

--¿Acaso eres bipolar?

--¿Por?—Me reí del comentario de Lucas.

--Ayer eras todo alegría, vida y ¡Que lindo es el mundo! Y hoy eres ¡Odio este mundo! Todo dark, y gótico.

--Yo tampoco lo entiendo.

--Quiero decirles algo. —María comenzó a reír.--¿Qué sucede mi amor?

--Por favor no digas eso, ¿Recuerdas la ultima vez que dijiste eso? La pregunta con la que te contraataco Sasha.

--¿Cuándo?—No sabia de que hablaba.

--Cuando tenias catorce, que les ibas a decir que nosotros éramos novios y ellos lo sabían y no decían nada. —Matías se reía a carcajadas junto a María.

--Yo no recuerdo.

--Ahora yo si. —Me lanzo una mirada asesina.

--Oye porque me miras así, primero no recuerdo de que hablas, segundo fue hace catorce años lo que te haya hecho ¡Supéralo! Y tercero esta vez yo no la empecé fui tu linda angelita María.

--¿Cómo no lo recuerdas Sisi?

--No lo se.

--Lucas llego de la mano de María, a avisarnos que ellos dos eran novios, pero nosotros ya lo sabíamos y no decíamos nada y…--Siguió relatando para Daniel quien no entendía nada de lo que hablaban.




Tuve un Flash Back.

Mat estaba a mi lado. Teníamos catorce, a lo lejos vemos llegar a “la parejita” como los llamábamos nosotros a escondidas para no presionarlos, ni nada por el estilo.

Lucas se sienta frente nuestro y comienza:

--Quiero decirles algo. —Yo levante la cabeza para mirarlo, y preguntar algo que no se esperaba.

--¿Acaso ahora eres gay? Porque yo no tengo nada contra eso.

Fin del Flash Back




No pude evitarlo, comencé a reír junto con ellos.

--Claro, ahora si recuerdas. —Asentí entre risas.

--¿Porque preguntaste eso?

--Para enfadarlo.

--Ja, Ja, Ja. ¿Puedo decirles o no?—Estaba por hacer otra pregunta pero me callo. —No te atrevas.

--Ok. ¿Qué nos querías decir?—Los chicos no paraban.

--Mañana, no hay clases.

--¡Que noticia!

--Déjame terminar. —Suspire. —Con mi hermano iremos un día al bosque, y yo los invito. Comeremos allí, claro que regresaremos tarde. —Me miro a mí.

--Ya entendí la indirecta. No estoy invitada.

--No tú iras quieras o no, ustedes no están invitados a ir, están obligados a asistir, y la indirecta era ¡No te quejaras por el horario! Porque cancelaras tus planes de mañana por la noche.

--¿Y porque…?

--Acéptalo, eres mi amiga así que iras. —Me sonrió. No esperaba que me considerara amiga pero que ora cosa, no éramos tan solo compañeros porque salíamos a todos lados juntos.

--No tengo como ir.

--Sabemos que Matías te llevara.

--Él no.

--Sabes que si, Sisi. —Me dio un gran abrazo.

--Ok, iré. ¿A que hora?

--Se que les dolerá pero los espero en casa a las 5 Am

--¿Qué?—Gritamos al unisonó mi amigo y yo. —Debes estar bromeando. Mañana es feriado y ¿me tengo que levantar más temprano que todos los días?

--Eso mismo. El viaje es de al menos cuatro horas a velocidad normal, y no podemos ir tan rápido porque no detendrían en la ruta y el día de campo se acabaría.

--Esta bien, estaremos a las 5 frente de tu casa. —Hablo Mat.

--¿Otro requisito mas?

--No lo demás lo llevaremos mi hermano y yo. La comida, las sillas, y las mesas.

--Ok. Te quiero ver en el aire libre.

--¿Apostamos?

--No lo hagan. —Pidió María. Pero el orgullo de Luca era casi tan grande como el mío.

--Apuesto a que yo aguanto mas que tu. —Rete.

--El que se duerma o se canse demasiado antes de las 7 de la tarde pierde.

--Eso me parece muy bien.

--Es algo estúpido, chicos no apuesten. —Rogo Mat.

--¿Qué sucede con el perdedor?—Interrogue.

--Si pierdes…--Seguro que seria algo suicida. —Besas a Daniel.

--¿Qué? Yo no…

--Cobarde.

--Hecho, si pierdo beso a Daniel.

--Pero…

--¿Mas condiciones?—Asintió.

--Lo besas en la boca, no en la mejilla, no en los labios, un verdadero beso y frente a nosotros.

--Yo paso. —Levantaron la mano Mat y María.

--Bueno frente a mi y todo el instituto.

--Eso me parece bien.

--Y no se vale perder apropósito—Enrojecí.

--Por favor, ¿Piensas que perdería a propósito?—Se encogió de hombros, pero su mirada decía que si. —Pero si tú pierdes.

--No abuses.

--¿Miedo?

--No pero si lo que te pedí te hizo enojar puedo cambiarlo.

--Estas asustado—Reí.

--No.

--Si, si lo estas.

--NO. Dime ahora el precio.

--Correrás en ropa interior por los pasillos al final del quinto periodo. —Solté, su boca se abrió. Yo le sonreí.

--Lo de besar a Daniel te hizo enojar.

--No tanto. —Asegure. —Pero tranquilo lo superaras en 7 o 10 años, no es mucho tiempo.

--Puede que ganen los dos. —Cometo mi amigo. —Y así ninguno de los dos tendrá que hacer nada. —Me señalo. —Tú no besaras a Daniel. —Señalo a Luca. —Y tú no correrás desnudo por el pasillo.

--Matías, no te engañes, esto no lo hacen para ver quien es mas fuerte, solo para avergonzar al otro. —Dijo María.

--Para que negar. —Replicamos los dos.

La campana sonó.

--Vamos—Dijo Dan

--Te veo mañana perdedora.

--Yo espero no verte el jueves correr desnudo, seria una imagen terriblemente asquerosa.

Cada uno se dirigió en diferentes lados.




No se porque Daniel no entro conmigo a la clase de español, y realmente agradecí eso, no creí poder soportar estar a su lado y sentir su fragancia.

--Zafiro y Sifrane. —Me levante y entregue el trabajo. La profesora miro a mi lado.--¿Y tu compañero?

--No lo se.

--¿Quién lo hizo?—Me miro.

--Nosotros dos, allí están las letras de nosotros y nuestros nombres. —Abrió y reviso.

--La felicito.

--Gracias. —Fui a sentarme.

Así siguió llamando a los demás.

A final de hora,

--¿Sasha?—Me dirigí al escritorio de la profesora.

--¿Si profesora?

--Matías siempre trabajo contigo. —Asentí— ¿Él te ayudaba con estos trabajos?

--Siempre, venia a casa a trabajar. ¿Pasa algo malo?

--Solo que en su trabajo no esta su letra, solo su nombre y parece no haber trabajado. —Lo noto. Yo lo iba ayudar.

--Es que es muy desprolijo, entonces su compañera pasó el trabajo con su letra para que estuviera mejor.

--Oh, muy bien. Gracias por informarme.

--No hay problema. —Salí del salón, pero no había nadie. Era increíble que rápido se marcharan todos.

Camine hasta mi casillero.

En este había una nota.




Te espero en el gimnasio, quiero hablar contigo.

Daniel.




No supe de que quería hablar, pero me dirigí hacia allá.

Lo correcto hubiera sido ni siquiera pensar en ir, pero nunca hago lo correcto.

Mi corazón latía muy rápido, no debía estar cerca de él y mucho menos asolas.

Llegue al gimnasio, mire por todas partes para ver si lo encontraba.

Escuche un ruido y me dirigí hacia ese lugar.

--¿Daniel?

--Sisi. —Apareció. —Te estaba esperando.

--Ya me parecía—Le mostré la nota, me la quito de la mano y la guardo en el bolsillo de su pantalón.--¿De que me querías hablar?

--Bueno,--Se acerco a mí, yo di un paso atrás, este era terreno peligroso al que yo no me debía acercar por nuestro bien. —En la biblioteca no pude terminar de hablar contigo.

--¿Sobre que?—Un paso mas adelantado y otro mas que yo retrocedía. Trague saliva, mi corazón iba explotar en cualquier momento si el no se alejaba y me daba un poco de espacio.

--Ayer nos interrumpieron cuando estaba por terminar de hablarte.

--¿De que?—Fruncí el seño, no recordaba de que habíamos estado hablando.

--¿No lo recuerdas?—Dio otro paso y yo me apoye contra la pared y me apreté contra esta.

--Ahhh. —Estaba hablando del casi beso. Su sonrisa se hizo grande y el brillo en sus ojos aumento. Puso sus brazos a los lados de la altura de mi cabeza y acerco su cuerpo al mí.

Yo intente retirar sus brazos, pero cuando noto que odia moverlos porque usaba mi súper fuerza los baje rápidamente.

Sus labios se acercaron a los míos.

--Espero poder terminar esta vez.

--No creo que sea buena i—No pude terminar porque el me beso. Sus labios eran dulces sobre los míos.

Después de esperar lo podía besar, y no debía permitirme ese lujo.

Aun así le respondí, sus manos bajaron a mis caderas y luego a la parte baja de mi espalda, esas caricias enviaban corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

Yo lo abrace por el cuello y lao atraje más a mí, me puse de puntillas para poder besarlo mejor.

El me alejo, los dos estábamos jadeando. Y el soltó una risa relajada, sus respiración entrecortada hacia cosquillas sobre mis entreabiertos labios.

--Estoy practicando por si pierdes la apuesta contra Lucas.—No deje que dijera otra cosa, porque tire de él, aun lo deseaba, mas bien lo necesitaba, mi sangre hervía por su contacto, enrede mis dedos en sus cabellos y lo bese con el deseo reprimido.

El hizo lo mismo, me apretó más a él.

Estaba perdiendo la cabeza por sus besos, pero algo parecido a cuando metes los dedos en el enchufe me trajo a la realidad.

“¡NO SEAS IDIOTA TÚ DEBES ALEJARTE DE ÉL O LO LASTIMARAN SOLO POR TU CULPA!”

Lo empuje, lejos de mí. Estaba jadeando pero que antes. Lleve las yemas de los dedos de mi mano derecha a mis labios.

--No, no. —Negué y me apreté contra la pared.

--¿Qué?—Intento acercarse.

--Lo s-siento, yo no…--Que le podía decir, que besaba muy bien para ser vampiro pero que no podía hacerlo o sino moriríamos y también mis amigos por haberle contado.

--No lo lamentes.

--No lo entiendes. Yo no debí, ¡LO QUE ACABO DE HACER FUE UN GRAN ERROR!—Sus ojos reflejaron una enorme tristeza y estoy segura que los míos también.

Agarre mi bolso y Salí corriendo, dejándolo solo con una confusión sobre porque reaccione así.