♥¿QuE bUsCaS?♥

sábado, 12 de diciembre de 2009

Capitulo 11: SECRETOS

SECRETOS

La clase me pareció eterna, en comparación con las demás.

Agradecí la interrupción de la profesora, ya que esa conversación me estaba poniendo un poco incomoda.

Las únicas palabras que había soltado después de lo que dijimos nosotros eran

--Sisi…Yo… Olvídalo—Y luego se centro en la materia y comenzó a ignorarme de una manera que dolía solo con pensarlo.

El día había terminado y camine junto a Mat, quien me mantenía abrazada.

Por suerte nadie me había tocado el brazo por lo que nadie había notado que lo tenía vendado.

Daniel, había salido por poco corriendo de nuestro salón, cuando la campana había sonado.

--Creo que la noticia le pego peor que a Lucas—Comento Matías

--Ese era el plan.

--¿Plan?

--No quiero que me moleste, y al parecer tú le das falsas esperanzas. —Le acuse.

--No le doy falsas esperanzas.

--¿A no?

--Solo le digo, que no eres como las demás y de verdad le importas, sino no haría lo que hace.

--Bueno a mi no me interesa.

--No seas tan dura con el.

--Lo seré, si no deja de molestarme.

Cuando salimos Lucas nos estaba esperando apoyado contra su auto besando a María, la cual se separo bruscamente de él cuando nos vio venir.

--No los vimos. —Comento con rapidez mi amiga.

--Por como estaban podría haber explotado una bomba a su lado y ni siquiera lo habrían notado. —Mat me dio un leve apretón en mi cintura, por lo que acababa de decir.

--¿Y?—Espetó Lucas.

--¿Cómo y?—No entendía a que se refería.

--¿Cómo les esta yendo, en ese tema de ser mas que simples mejores amigos?—Con mi amigo no aguantamos mas la risa.

--Oh por favor, ni que fuera el diablo—Comente--¿Por qué te moleste que este con mi Matu?

--¿Matu?—Estaba sorprendido, y Mat me beso la mejilla, era divertido ver las caras que ponía.

--Sip. —Respondí feliz.

--¿No te molesta que te llame así?

--Para nada. —Respondió mi amigo feliz.

--Chicos, si siguen así, a Lucas le dará un infarto. —María salió en defensa de su novio.

--No se pierde mucho. —Comente.

--Tiene razón. —Mat la apoyo.

--Ok, esta bien, pero admite que es divertido.

--Lo es. —Rieron conmigo.

--¿Me muestras la imagen?

--Claro. —Mi amiga me mostro su teléfono. Y yo comencé a reír nuevamente.

--Luego envíamela por mail.

--No hay problema.

--Lucas, debo decirte algo. —La voz y el semblante de Matías al hablar era el de alguien preocupado.

--¿Qué?

--Que todo lo de hoy fue una simple broma. —Su voz fue más divertida, y la cara que puso Lucas era la de alguien que por poco se desmaya.

--¿Una broma? Parecía demasiado real.

--Eso fue lo más divertido, tener que actuar como si realmente lo fuera, aunque por poco te lo digo todo cuando me sacaste de la cafetería solo para gritarme.

--¿Le gritaste?—María fingió sorpresa.

--Para hacerlo entrar en razón. —Se excuso Lucas.

--¿Cuál era el problema si hubiera sido cierto que ellos son más que amigos?—Le reprocho ella.

--Que es Sisi.

--Debería dolerme. —Murmure. —Pero esfuérzate más la próxima vez que me insultes y este delante de ti.

--¿Si fuera otra harías ese escándalo?—Volvió a hablar ella.

--No.

--¿Por qué?

--Es que me he acostumbrado a que sean amigos y…

--Serás mi amigo, y todo una broma pero lo que acabas de decir es muy egoísta. —Mat no dejo que terminaran.

--OK, de verdad lo siento, ahora ¿Por qué hicieron todo esto? No creo que haya sido para burlarse de mí.

--Estas en lo correcto, también fue porque últimamente el instituto es muy aburrido, y me gusto ese escándalo.

--Buena idea.

--Gracias.

--Tenemos que irnos. —Nuestros amigos se marcharon y solo quedamos Mat y yo.

--¿Quieres que te lleve?

--No grac ¡Diablos!

--¿Qué?

--Olvide mi campera.

--La buscaras mañana.

--Es mi favorita. Te veo mañana.

--¿No quieres que te acompañe?

--No fue demasiado lo que hiciste hoy por mí. —Mire en todos lados y el auto de Dan no estaba por ninguna parte. —Además, Daniel ya se ha ido y no me lo encontrare.

--Chao. —Nos despedimos y yo entre al instituto nuevamente.



Llegue hasta el aula que seria de español y allí en el respaldar de mi silla estaba mi campera.

La cogí y salí del salón, no me apresuré, camine a paso humano hasta que oí unos ruidos.

Me detuve y tome una profunda respiración para saber que o quien era, ese aroma era inconfundible. “Dan” articule para mi misma con mis labios.

Di un paso mas y los ruidos fueron delante de mi, me voltee para que el no me obstruya el paso, pero sus pasos se oyeron delante de mi, y así fue sucesivamente, cada vez que estaba por ir en una dirección el estaba delante de mi.

Cuando me canse, me apoye en los casilleros, suspire, y le hable a la nada.

--¿Qué quieres?—Se apareció delante de mí.

--¿Cómo sabias que era yo?—Estaba completamente sorprendido por mis palabras.

--Déjame decirte que no eres sigiloso para nada. —Inmediatamente su semblante cambio al odio. Cerré los ojos y me recosté contra la pared, esta seria una larga charla.

--Hacen una linda pareja.

--¿Quiénes?

--No te hagas la graciosa. —Estaba muyyyyyy enojado. —Tú y Matías, lo tenían bien escondido.

--Si, gracias, y si no tienes nada mas que decirme, me voy. —Me pare y comencé a caminar en dirección opuesta.

--No eso no es lo que te quería decir. —Me agarro del brazo.

--¿Qué haces aquí? Tu auto no estaba.

--Vine caminando. —Me sonrió triunfal y yo jure en voz muy baja.--¿Qué haces tu aquí?

--Vine a buscar mi campera. —Se la enseñe, era negra y en la parte de atrás tenia escrito con letras rojas “MUERDEME”.

--Si tú quieres. —Lo oí susurrar. Pero fingí no haberlo escuchado.--¿Qué hiciste el viernes en la noche?—No pude hablar porque me corto. —Y no me digas que estuviste entreteniendo a Jake, porque es mentira.

--Está bien. Estuve en mi casa viendo películas y comiendo palomitas de maíz.

--No te creo.

--Ese es tu problema. —Quise marcharme pero el no me soltó.--¿Puedes soltarme?

--No. —Me sonrió.

--Déjame ver tu brazo.

--¿Para que?

--Solo déjame ver, quiero comprobar algo. —Levante la manga del brazo que el me estaba agarrando.

--¿Contento?

--No, ese brazo no, el otro.

--No tengo tiempo para estas niñerías. —Agarro mi manga y la subió y allí estaban las vendas.

--¿Te hiciste esto viendo películas y comiendo palomitas?

--Me resbale con el tazón y me corte.

--Claro. —Me apoyo contra la pared y me presiono con su cuerpo, mi respiración se acelero.

--¿Qué haces?

--Escúchame.

--¿Qué?—Mi corazón iba a explotar en cualquier momento.

--Te amo.

--Ja Ja Ja que gracioso. —Intente irme ero me lo impidió.

--Mo estoy bromeando. Nunca he sentido lo que siento por ti por nadie, y me estas volviendo loco.

--Déjame decirte que ya lo estas.

--No quiero ser solo tu amigo.

--Creo que ya me lo dejaste claro, un par de veces. —El rio ante mi comentario.

--Esto esta mal. Yo no debería enamorarme de ti pero lo hice y ahora no quiero dejarte ir. Quiero que seas solo mía, no te imaginas las ganas que tengo de matar a cada chico que se te acerca.

--Dan por favor…

--Si quieres que esto funcione, debes decirme la verdad.

--Yo no quiero.

--Si lo quieres, lo confirmo cada vez que me miras.

--¿De don…?—No pude terminar, sus labios estaban sobre los míos, pero no hice nada para evitarlo, solo lo disfrute y se que eso estaba muy mal.

--Debo decirte algo. —Mi respiración era tan agitada como la suya. —Soy vampiro. —Me tense en sus brazos.

--¿Cómo?—Le empuje para verlo a los ojos.

--No te asustes por favor. —Me tense en sus brazos. —Soy vampiro… pero no como en las películas—Estaba en estado de shock, no podía decir ni una palabra—Yo no bebo sangre humana, solo de animales, yo jamás te haría daño. Sisi ¿Me escuchas?—Me agarro de los hombros y me sacudió con delicadeza.

--Te confesaste. —Susurre—No deberías habérmelo dicho.

--Juro que no te hare daño jamás, antes de eso me mataría.

--¿Por qué me lo dijiste?

--Te amo, y quiero que sepas la verdad.

--Me haces sentir culpable. —Lo empuje, y me abrace, intentado huir de su curiosa mirada.

--¿Culpable?

--Te diré la verdad, pero antes…--Hablaba apesadumbrada.

--¿Qué?

--Promételo que no se lo dirás a nadie.

--Lo prometo.

--Nunca

--Nunca.--Remarcó

--Jamás.

--Jamás—Me aseguró.

--Acompáñame. —Comencé a caminar hacia la salida y el mi tomo de la mano. Suspire resignada. —Dan.

--¿Si?—Me posicioné frente a él, y tome su rostro entre mis manos.

--Primero, quítate de la cabeza que nosotros vamos a estar juntos.

--¿Por qué?

--Porque es imposible.

--Yo no te hare daño.

--No es eso, después de que sepas la verdad todo cambiara y ya no querrás tener nada que ver conmigo.

--¿Cómo puedes pensar eso?

--Solo olvídate de mí, por favor. —Sonó como una suplica.

--No puedo.

--Inténtalo. —Le susurre. A lo que el negó.



Caminamos callados, hasta llegar a mi casa, el solo me miraba fijamente y eso me incomodaba.

--Sisi…

--¿Mmm?

--¿Me puedes decir que haces por las noches?

--Es parte de mi secreto. ¿Qué hacías esa noche en el callejón?

--Los estaba persiguiendo.

--¿A ellos?

--Si. —Llevaba un semblante de seriedad en su rostro perfecto.

--¿Por qué?

--Es una larga historia.

--¿No me lo dirás?

--Luego. —Me dedico una sonrisa torcida, mi corazón latió como loco, en cualquier momento saldrías de mi pecho.



Llegamos a la puerta de mi casa y antes de que entráramos me voltee y le hable.

--Escúchame. —Asintió. —No hagas ninguna locura, no te pases de listo conmigo o te arrepentirás, después de que te lo diga te marcharas—Hizo una mueca.

--Pero, yo quiero volverte a ver.

--Lo harás en el instituto.

--Bueno.

--Y por ultimo NO HAGAS NINGUNA LOCURA.

Abrí la puerta y el aroma a vampiro nos golpeo en la cara con fuerza, sentí su tensión como si fuera mía.

Lo mire y el estaba como una estatua, parecía no tener ganas de moverse de su lugar.

--¿Con quien vives?

--Con mi papá. —Me miro. —Tranquilo no muerde. —Sus ojos eran grandes como latos y no pude evitar reír.

Lo tome de la mano, y camine directo a las escaleras, hablaríamos en mi cuarto.

A mitad de camino, papá hablo desde le comedor.

--Sisi ¿Eres tu?

--Si papá.

--¿Con quien estas?—Apareció al pie de la escalera. Daniel apretó mi mano y se paro frente a mí intentando cubrirme con su cuerpo, yo solo puse los ojos en blanco.

--Es un amigo. —Antonio asintió y se marcho a paso humano. —Oye, gran guerrero sígueme.

Lo hizo pero seguía en guardia, y miraba a todo su alrededor, como si estuviera buscando algo.

Lo empuje dentro de mi habitación, él aun seguía muy rígido. Cogí la silla de mi escritorio y lo senté allí.

Pero en ese mismo instante el se levanto me agarro de los hombros, y me miro fijamente, en sus ojos había pánico.

--Mmm por donde empezar. —Murmure.

--Estas en peligro.

--¿Qué?

--Debo sacarte de aquí. —Me levanto, estaba por saltar por la ventana y yo lo empuje.

--Que diablos sucede contigo. —Lo senté nuevamente.

--No lo entiendes.

--Lo que no entiendo es porque hiciste lo que acabas de hacer.

--Tu padre…

--Si te refieres a que es igual que tu, ¡Ya lo se! Debería ser muy estúpida para no notar que mi padre es diferente y aun mas cuando he vivido con él durante 17 AÑOS. —El pobre no sabía que decir.

--Pero…

--No me hará nada, no lo ha hecho nunca no veo porque comenzaría ahora.

--¿Y quien es él?

--Mi-pa-pi.

--No puede ser así.

--¿Por?

--Los vampiros no pueden tener hijos.

--¿Lo has intentado?

--¿Cómo?

--¿Te has acostado con alguien y lo has intentado?

--No. —Miro al suelo, no puedo creer que se haya avergonzado por la pregunta… o la respuesta.

--Entonces no puedes dar tu opinión sobre el tema.

--Pero, si eres su hija ¿Por qué tu corazón late?

--Porque mi madre cuando yo naci era humana.

--¿Humana?

--Sip. Soy algo así como un hibrido.

--¿Hibrido?

--Una mezcla. Pero no me gusta que me llamen así, digamos que… soy diferente o especial. Como gustes.

--¿Mezcla?

--Si, mezcla—Le hable lento, estaba en shock—Mitad humana y mitad vampira.

--¿Eres vampira?

--Si claro estoy muerta y camino ¿Lo ves?—Mi voz destilaba sarcasmo. —Acabo de decir que soy la mitad.

--¿Y que sucedió con tu madre?

--Murió. —Me senté frente a él.

--¿Cuándo naciste?

--No, cuando yo naci, papá la convirtió para estar con ella ara la eternidad y bla, bla, bla. Pero ella murió cuando yo tenía dos años, mas bien la mataron.

--Lo siento.

--No te preocupes.

--¿Ahora me dirás porque estabas en ese callejón?

--Esta es la parte más difícil de todas.

--¿porque lo dices?

--Bueno, verás yo soy…

--¿Tu eres?

--¿Conoces a Samanta?

--¿La cazadora?

--Si esa.

--No la he visto pero he oído que es muy peligrosa, o lo era, algunos dicen que ha muerto, otros que sigue viva, y que sigue matando pero nadie esta seguro.

--Ok, veo que sabes.

--¿Ella mato a tu madre?

--Nop.

--¿Entonces que tiene que ver?

--Ella era mi madre. —Su cara no demostró nada. Me le acerque--¿Los vampiros pueden desmayarse?

--¿Ella era tu madre?

--Aja. Y bueno quien mata a los vampiros no es ella.

--Eres tu—Susurro.

--Exacto.

--¿Cómo?

--Tienes que estar bromeando, tú mataste a esa mujer que quería acabar conmigo.

--No me refiero a eso sino a que ¿Cómo una cazadora termino teniendo una hija con un vampiro?

--Creo que se le llama amor, es muy común que ocurra, un ejemplo seria María y Lucas.

--Pero ¿Cómo se conocieron?

--Ella era cazadora y él también, algunos vampiros ayudan a los cazadores con su labor.

--¿Cómo yo?--Hablo muy bajo, pero mis oídos súper sensibles los escucharon.

--¿Cómo tu?

--¿Puedes oírme?—Suspire, me estaba frustrando hablar con él, creo que un niño seria mas inteligente. —Bueno, yo también mato a los vampiros igual que tu padre.

--Que bien, competencia.

--¿Sabes? Esa noche perdí mucha sangre y olvide mis estacas—Estire mi mano.--¿Puedes devolvérmelas?—Asintió y de su mochila saco mis armas y me las entrego.

--Oye espera.

--¿Qué?

--¿Tu sabias lo que era?

--Si.

--¿Desde cuando?

--Desde el mismo momento en que ingresaste a mi salón. —Hable entre dientes.

--¿Por eso me evadías?

--Si, el instituto es el único lugar en el que finjo ser una chica normal, y lo disfruto pero cuando tú llegaste lo arruinaste todo. En ese momento tuve que dejar de ser feliz.

--¿Y porque no me lo dijiste?

--Claro—Hable con sumo sarcasmo. —Hola soy Sasha Zafiro, soy cazadora y tu un vampiro, Ja Ja Ja, lamento decirte que deberé matarte, y espero que no opongas resistencia.

--¿Ibas a matarme?

--Parecía herido.

--No te sientas mal, yo mato a todo vampiro que se me cruza no te creas tan especial.

--¿A todos?—Asentí, el levanto una ceja y señalo mi puerta refiriéndose a Antonio.

--Bueno, para ser más claros, los cazadores matamos a los vampiros que matan por placer y pura diversión.

--Pero…

--Para mí, todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario. —Comente con gracia.

--¿Y como te demostré lo contrario?—Me sonrió seductor.

--Cuando fuiste lo suficientemente ESTUPIDO como para beber sangre delante de mis amigos y de mi siendo que no me había alimentado como corresponde hace días.

--¿Tu…?

--Ya te dije todo ahora debes marcharte. —Comencé a empujarlo hasta que llegamos a la puerta, me despedí y cerré sin que el pudiera oponerse en lo absoluto.