♥¿QuE bUsCaS?♥

sábado, 12 de diciembre de 2009

Capitulo 12: REUNION

REUNION.

Papá apareció desde la cocina.

--¿Y que tal?

--Bien. Pensé que intentaría matarme o algo parecido. —Le sonreí, estaba un poco mas tranquila.

--No creo que haya querido matarte, a él le gustas.

--Claro papi. —Fui sarcástica.

--Si no hubiera sido así, no hubiera intentado saltar por la ventana para sacarte de aquí antes de que yo te hiciera daño. El te quiere y por lo que se nota, mucho.

--Y ahora quieres parecerte a Matías.

--¿Por qué lo dices?

--Porque me lo repite mas de cien veces al día.

--Tiene mucha razón.

--Papá, olvídalo ¿Si?—Camine a mi habitación, por lo menos tenia preciadas armas conmigo.

Comencé a hacer mi tarea, mi mente estaba a miles de kilómetros de allí, estaba muy segura de que Dan no me fallaría y no le diría a nadie sobre esto.

Ya era tarde y papá se tenía que marchar, antes de entrar golpeo suavemente la puerta.

--¿Sisi?

--Pasa papá.

--Es hora de irme.

--Ok. —Me levante y fui por detrás de él.

--¿A dónde crees que vas?

--Pues es de noche y yo…

--Esta noche no saldrás, será mañana.

--¿Mañana?

--Si,

--No yo…

--Mañana estaré aquí temprano, ya es hora de que te saque los puntos, porque solo falta que termine de sanar por completo. Estarás como nueva mañana por la tarde.

--Pero no puedo tardar tanto.

--Eso o esperaras el doble.

--ESO—Grite y se rio de mi, y yo subí las escaleras refunfuñando como una niña pequeña.

Ya me estaba cansando, así que me recosté a escuchar música, para descansar.

En mi cabeza repetía una y otra vez ese grandioso beso antes de que el se confesara.

Había algo y era lo que mas me dolía, y eso era que él de verdad me amaba, se me había confesado sabiendo que yo podría haber corrido gritando.

Tampoco podía sacarme de la cabeza, sus ojos cuando le dije que nosotros jamás estaríamos juntos y que intentara olvidarse de mí, eso me dolería más que cualquier cosa.

Ya eran las cinco de la mañana y papá había regresado a casa.

Fui hacia el baño y cogí el botiquín de primeros auxilios y baje las escaleras, pero el ya tenia todo preparado.

Me senté en una silla y con sumo cuidado el comenzó a quitar los puntos, y estaba en lo cierto mi brazo estaba muy bien, en horas horas ya podría salir a patearle el trasero a algunos chupasangre, no debería llamarlos así, yo tenia algo de ellos.

Me bañe, con sumo cuidado intentando no lastimarme y tener que estar encerrada en casa otra noche más.

Ya estaba lista y salí de casa, era temprano por lo que camine lentamente hasta llegar al instituto.

Ellos estaban apoyados en el auto de Lucas.

--¿A quien esperan?

--A Dan.

--Ok. Los veo luego. —Estaba por seguir caminando y alguien me llamo. Me voltee--¿Qué?

--¿No te quedaras?—Era María.

--Para nada. —Estaba por entrar y escuche unos pasos detrás de mí.

--Sisi.

--¿Qué Mat?

--¿Todo bien?

--Si te refieres a Dan, podría decirse que todo bien, ya lo arreglamos. —Comente con una sonrisa. —Eso espero. —Agregue demasiado bajo como para que el pudiese oírme.

En historia estaba muy nerviosa, no sabría que decirle a Dan cuando se me acercara.

Y como siempre el profesor Ramírez, haciendo preguntas que aunque no quisiera aceptarlo yo respondía mejor que el.

Lo mas extraño fue que el no se presento, en ninguna de sus primeras cuatro clases.

Cuando me dirigía a la cafetería, me sentí extremadamente triste porque el había seguido mi consejo, se había alejado de mi, pero aunque fuera apenas también me encontraba feliz, porque si el no insistía seguiría con vida y eso para mi era suficiente.

Llegue y me senté junto con ellos.

--¿Y Dan?—Pregunto Lucas.

--Acaso soy su madre.

--No, pero compartes todas tus clases con él.

--No vino al instituto. —Sonreí.

--¿Sabes donde esta?

--Debo saberlo. —pareció una pregunto.

--No solo decía.

Seguimos en silencio unos minutos, hasta que sentí unos pasos detrás de mi y su respiración en mi cuello.

Todos se quedaron callados.

--Quiero hablar contigo. —Susurro, su aliento me hacia cosquillas.

--Luego.

--Ahora, es sobre nuestro pequeño secretito. —Sentí como sonreía ante aquella idea.

--¿Qué quieres Daniel?—Discutió Mat

--Hablar con Sisi.

--Te dije luego.

--Puedes decirlo aquí. —Un calosfrió me recorrió.

--Preferiría en privado—Rio Dan.

--Me parece que no. —Contesto mi amigo.

--Si tú insistes. —Estaba por abrir la boca, pero me levante, lo agarre de la camisa y lo lleve conmigo fuera de la cafetería, todos me miraban incrédulos, pero estaba controlado mi ira por lo que no le di importancia.

Salimos y lo arrastre hasta un pasillo alejado donde no habría nadie ara interrumpirnos.

--Vuelves a hacer eso y te atravesare como a una brocheta ¿Te quedo claro?—Me había acercado a él para no gritar.

--No sabía que me desearas tanto.

--Deja de comportarte como un idiota. —Exclame furiosa. —Prometiste no decirle nada a nadie nunca. —Murmure un poco triste.

--No se los iba a decir—Me hablo con una voz suave.

--¿Entonces que pensabas decirles?

--Cualquier tontería, ellos no se pondrían a averiguar si es cierto o no lo que dije.

--No los conoces. ¿Qué quieres?

--¿Por qué ayer me echaste de tu casa?

--Porque te dije que después de que contara mi secreto te marcharías pero no lo hiciste y tuve que hacerme cargo yo.

--Pero ¿Por qué querías que me marchara?

--Porque demasiado te soporto a ti aquí, a los otros allá afuera, déjame al menos disfrutar de mi hogar.

--No sabía.

--Bueno ahora lo sabes. Y un favor.

--¿Qué?

--No vuelvas a hacer lo que hiciste allá.

--No le veo nada malo.

--Pues yo si.

La campana había sonado y ya era hora de ir a nuestras clases, María no dejaba de mirarme, suspire y me fui a donde estaba ella.

--¿Qué quería?

--Nada, solo pedirme unos apuntes. —Oí la suave risa de Dan detrás de mi.

Por suerte las demás horas el se comportó.

En la salida fui al auto de mi amigo.

--Hola Sisi.

--¿A que hora es el entrenamiento?

--De 5 a 7 de la tarde.

--Ok.

--Te veo mañana.

--Suerte. —Me fui a casa.

Apenas llegue, hice mi tarea.

--¿Por qué tan apurada?—Pregunto papá.

--Por nada.

--¿Segura?

--Si, voy a bañarme. —Ya eran las 4:30 pm y estaba lista.

--Te ves bien.

--Gracias papá. Ya vengo, volveré como a las 7:30 pm u 8pm.

--Adonde iras.

--Al instituto. —El solo comenzó a reír, y por más que sonara estúpido yo tenia razón allí era donde entrenaban.

Llegue a las 5 y algo.

Los deportistas ya estaban jugando, al parecer la prueba había comenzado antes.

Me dirigí a las tribunas y allí estaba sentado Lucas, llevaba una gran sonrisa en su rostro.

Parecía estar concentrado en algo, seguí su mirada y ¡Eureka! Estaban entrenando también las porristas y allí María daba vueltas sin parar.

Camine y me senté a su lado, el se sobresalto.

--¿Qué haces aquí?—Me miro fijo.

--Y a ti que te importa.

--¿No me vas a saludar?—Le murmure un “Hola” y le di un beso en la mejilla.--¿Qué haces aquí?

No le conteste, solo me limite a mirar donde estaba Jake, quien se paro y me saludo pero yo fingí no verlo.

--¿Estas ayudando a Mat?

--Sip.

--Ya me parecía. —Solo reí.--¿Qué cuentas?

--Nada.

--¿Qué hay de Daniel?

--¿Qué con él?

--Debes estar bromeando ¿Es que aun no te has dado cuenta?

--¿De?

--De que le gustas.

--Tú también no por favor.

--¿Yo tampoco?

--Sabes, Mat me tiene cansada sobre ese tema.

--No lo sabía.

--Y no se lo digas. —Oímos un grito, miramos y una de las animadoras había caído, y se había raspado, solo blanquee los ojos.

--Es tan buena. —Murmuro él.

--¿María?

--Si, no imagino como es que logra moverse así, yo solo sirvo para nadar y nada mas. Pero ella…

--Es genial. —Asintió. Jake esta vez paro y me saludo, yo levante la mano e hice lo mismo, y le sonreí, pero no noto cuando le dieron el pase y lo golpeo en la cabeza, y él cayó.

Mi amigo no pudo evitar reír demasiado fuerte, María nos vio y también comenzó a reír.

--No sabia que podías hacer eso,--Jake se levanto—Hazlo de nuevo. —Estaba tan divertido como un niño pequeño.

--No. —Me recosté.

--¿Qué haces?

--Descansar, avísame si pasa algo interesante. Con solo ver a ese intento de jugador me aburro. —El se rio de mi comentario.

Paso aproximadamente una hora, me gustaba sentir la brisa en mi rostro.

--Sisi. —Murmuro.

--¿Qué?

--Mira—Me senté y me sorprendí.--¿Qué hora es?—Pregunte alarmada.

--Las 6:15.

--Debían terminar en 45 minutos. —Cogí el celular y marque el número de mi amigo.

--¿Sasha?—Estaba enojado, seguro había interrumpido algo, sino el me llamaría Sisi.

--Debes venir ahora.

--Pero faltan 45 minutos.

--Lo se, pero al parecer terminaron antes.

--Haz algo para entretenerlo.

--No me arriesgare de nuevo—Lucas se volteo a mirarme. —Yo no pienso…--Él me quito el teléfono de las manos.

--Escúchame pedazo de imbécil, ven aquí ahora, ya podrás acostarte con ella otro día. —Me sorprendí que tan enojado estaba.

--Ya vengo—Me levante, estaba por bajar, pero Luca me atrapo.

--¿Adonde crees que vas?

--A retrasarlo un poco.

--No lo harás.

--¿Por qué?

--Porque te dijimos que no es bueno meterte con él. Tú te quedas aquí.

--¿Quieres ocupar el lugar de Mat? Diciéndome que puedo y no hacer.

--No.

Vimos que Jake, caminaba hacia mí, con una gran sonrisa petulante en su rostro.

María llego junto a nosotros.

--Hola Jake.

--Hola María.

--¿Cómo están?—Pregunto el capitán del equipo.

--Muy bien pero ya nos íbamos. —Me estaban llevando y no opuse resistencia.

--¿Tu también?—Se dirigió a mi.

--Si ella también se va. —Esa voz la conocía y por dentro de mí grite hasta cansarme.

--¿Y tu quien eres?

--Su amigo, vamos chicos. —Daniel me agarro del brazo y me llevo con él, todos quedaron atónitos.

--¿Qué haces aquí?

--Salvándote.

--No necesito a nadie que me salve. —Me marche tan rápido como pude, por suerte no me siguió.

Entre a casa, solté un grito de frustración y camine hacia mi cuarto enojada.

--¿Qué sucede?—Pregunto papá.

--Nada. —Grité frustrada.



Esa noche saldría a trabajar, llevaba días sin hacerlo, y no me quería imaginar que había sucedido durante mi ausencia.

Papá se despidió y yo salí de casa, llevaba unos vaqueros y una blusa muy bonita, encima de esta una campera azul oscuro.

Caminaba en silencio, debía usar el factor sorpresa, no estaba tan sana como para una pelea cuerpo a cuerpo.

Olí el aroma a un vampiro, era el mismo que el extraño mensajero que mate hace unas semanas.

Dentro de mí sentí unas ganas tremendas de correr hacia él y despedazarlo por alejarme del chico de mis sueños. Pero tuve una mejor idea, lo seguiría, además parecía llevar demasiada prisa como para estar cazando.

El lugar al que iba no era cerca, salimos de la ciudad y seguimos corriendo, se metió en un frondoso bosque y yo no lo dude, e hice lo mismo.

Me escondí detrás de unos arbustos lo suficientemente lejos como para ver y oír, pero no como para que sintieran mi fragancia.

Estuve así por un tiempo, estaba muy concentrada en esa conversación que tenían al menos 5 vampiros.

De pronto un brazo me rodeo por la cintura y otro me tapó la boca tirándome para atrás. Caí sobre el vampiro, intente pelear pero me sostuvo con mas fuerza, no debía hacer ruido o los otros vendrían en su ayuda.

Me relaje en sus brazos y cuando estos comenzaban a deslizarse, con un raido movimiento lo voltee, me puse encima de el y puse mi estaca en sus corazón.

Para mi sorpresa no era quien me esperaba, en ningún momento me hubiera imaginado que era él. Se aprovecho de mi sorpresa y el me volteo quedando encima de mi sentado sobre mis caderas.

--¿Qué diablos haces aquí?—Susurre enfurecida.

--Siguiéndote que crees.

--Déjame. —El se levante y yo me senté en el piso y el a mi lado. Mi miro fijamente y sonrió.

--Tienes colmillos.

--¿Qué?—Su sonrisa creció.

--Tienes colmillos. —Lanzo una breve carcajada. Pude sentirlos, odiaba que eso sucediera, en situaciones en que estaba en peligro salían sin que yo quisiera, todo era por instinto.

Me relaje para que volvieran a esconderse y sentí como me sonrojaba por el tema.

--¿Por qué me seguiste?

--Para protegerte.

--¿De que?

--De ellos. —Bufe.

--Por favor haz silencio. —Volví a mi posición y seguí atenta, él estaba detrás de mi y su respiración revolvía me cabello, me voltee y le indique que se alejara.

Era difícil esto, yo siempre escondía mi parte vampiro, es decir, la enviaba a lo mas profundo de mi ser para que esta no escapara, pero cuando olía a vampiro yo dejaba que se fusionara con la humana, pero cuando estaba realmente enojada se escapaba y yo era totalmente peligrosa.

Y estando aquí rodeada de vampiros aparentando ser una humana normal, estaba acabando con todo mi autocontrol.

Comencé a acercarme mas, estaba siendo muy idiota, pero Dan me agarro.

--¿Qué haces?

--Acercarme no puedo oír bien.

--¿Por qué te importa tanto lo que ellos hablan?—Su mirada era penetrante y sentía que estaba leyendo mi mente.

--No es eso. —Me deshice de su agarre pero tropecé con una raíz y caí al suelo. Todo sucedió muy raido, Dan me levanto corrió y me apoyo contra un árbol y el apretando su cuerpo con el mío intentando ocultarnos.

Mi respiración era agitada, cerré los ojos y me concentre en oír los pasos que cada vez estaban mas cerca, mi corazón estaba por salirse de mi pecho.

--No creo que nos encuentren. —Murmuro en mi oído.

--Para tu información, mi corazón a diferencia del tuyo si funciona. --Me frunció el seño y me los pasos se oyeron mas cerca, el me estrecho mas. Por suerte los ruidos comenzaron a disminuir, es decir, nos habíamos salvado. —Gracias.

--No hay de que. —Pero el no se movía.

--Ya puedes dejarme—Puse mis manos en su pecho.

--¿Por qué? Me gusta tenerte así. —Lo empuje con fuerza y el se quedo mirándome atónito.

--¿Pensabas que no tenia fuerza?

--Yo…

--Debo irme, te veo mañana.

Corrí lo más rápido que pude para alejarme de ese lugar y que él no me siguiera nuevamente.

Llegue a la ciudad y no fui a casa, necesitaba caminar y que el viento me relajara y despejar mi cabeza, aun seguía pensando que bien se sintió su cuerpo aprisionado con el mío. Estaba volviéndome loca, cada vez era más difícil resistirme.

Las calles estaban desiertas, al parecer los últimos días que yo había estado sin hacer nada los asesinatos han aumentado.

Iba caminando por el parque y oí un auto a unas calles, metí las manos en mi campera, el coche se iba acercando, hasta oírlo a mi lado, lo mas extraño fue que freno, yo igual no deje de caminar, no quería problema de ningún tipo.

--Señorita. —Era una voz masculina. Levante la cabeza y vi que quien me hablaba era un oficial de policía.

--¿Si?—El hombre se acerco a mí.

— ¿Necesita algo?—Sabia porque preguntaba eso, que hacia una chica de 17 años sola a estas horas.

--Para nada. —Mire que no iba solo, en el asiento trasero había un chico y no era cualquier chico. Suprimí una risa e intente parecer muy preocupada.--¿Sabe oficial? Si necesito su ayuda.

--Hare lo que pueda.

--Bueno, ¿Usted ha visto a un chico de unos 18 años, alto, musculoso, pelo negro, y ojos marrón oscuro—Oí la risa de Dan dentro del auto—Actúa como un idiota y se cree superior a todo?

--¿Es su novio?

--Oh dios no lo quiera, es mi hermanastro y bueno, usted sabe, los chicos de esa edad se creen invencibles, y temo que pueda estar comportándose como un niño y metiéndose en problemas. —El hombre no dijo nada y en su rostro se noto que lo conocía. —Por favor dígame que el esta bien, por favor. —Estaba por llorar ¡Que buena actriz!

--No, no, el esta bien, pero lo hemos encontrado.

--¿Lo dice en serio?—El hombre asintió--¿Dónde puedo encontrarlo? Espero que no haya echo nada malo o sino me castigaran

--¿A usted?

--Debía vigilarlo pero se escapo por la venta, no se como lo hizo y si mamá se entera…

--El esta ahí—Señalo la parte trasera.

--Es él. —El policía lo saco, pero el llevaba unas esposas, cogí sus manos y lo mire con la burla en mis ojos.

--Debería llevarlo a la comisaria.

--Por favor, no, no, no mi madre me matara. ¿Puedo hacer algo para que usted no lo lleve?

--No creo…

--Seguro que puede, por favor—Le rogué.

--Bueno hay algo. —Dan bufo.

--Si ¿Qué?

--Usted no debe decir nada. —Me sonrió. Y le devolví la sonrisa.

--Eso es muy fácil. —Le quito las esposas—Usted es el mejor oficial de policía de la ciudad.

--No lo creo—Me miro. —Y tu, compórtate—Señalo a Dan que estaba detrás de mi. —él no dijo nada, ni siquiera se inmuto, envidiaba su autocontrol.

--Gracias, gracias—Le di un abrazo y un beso en la mejilla.

--No hay de que.

El hombre se subió a su auto para marcharse y yo lo salude, cuando estaba un poco mas lejos le lance un beso. Lo observe hasta que desapareció de mi vista.

Voltee para hacerle frente a Dan y mi sonrisa se borro.

--Odio tener que parecer estúpidamente alegre. —Me queje.

--¿Lo dices en serio? Porque a mi me pareció que lo disfrutabas. —Estaba enojado. —“Usted es el mejor oficial de policía de la ciudad”—Me reparo agudizando su voz.

--Al menos te ayude. —Me miro fijo— ¿Ni siquiera me agradecerás lo hice por ti?—No dio singo de hablar. —Eres un caso perdido, adiós—Camine en lado contrario en donde estaba él.

Pero desgraciadamente hizo lo mismo que en el bosque, me atrapó y me acorralo nuevamente contra un árbol del parque.

--No quiero que vuelvas a hacer eso.

--Déjame. ¿Y a que te refieres?

--A eso, con cualquiera, de sonreír y… eso.

--Por favor, lo hago desde los trece, no puedes pedirme eso. Suéltame.

--No quiero.

--¿Es que siempre tiene que ser por las males? ¿No puedes simplemente dejarme y ya?—Negó.

--Me gusta tenerte así.

--Pues a mi no. —Lo empuje, pero el ni se movió, estaba usando su fuerza al igual que yo. Suspire frustrada. Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas no se porque, mire hacia un lado.

--Mírame. —Murmuro pero la que negó esta vez fui yo—Por favor mírame. —Lo hice.

--¿Por qué a mi?

--¿Qué?

--¿Por qué a mi? Hay millones de chicas en el mundo, miles en esta ciudad y cientos en nuestro instituto ¿Por qué justamente teniendo tantas opciones, me elegiste a mí?

--¿Qué hacías tu tres semanas antes de que yo me inscribiera en el instituto?

--Llevar una vida semi-normal.

--Pues yo caminaba sin rumbo alguno, en un profundo océano oscuro sin ganas de vivir. —Sentí mucha pena por el. —Pero dos semanas antes de ingresar al instituto, iba caminando y pase por nuestro colegio, era la hora de la salida, me apoye en una pared, observando y envidiando la vida de cada uno de ellos.

>>Pero entre todas esas personas una resaltaba, no podía dejar de mirarla, ella era hermosa. —Lo mire fijo y el me sonrió. —Sentí como si ella fuera el salvavidas que había estado esperando por tanto tiempo, su sonrisa era radiante, ella era lo que siempre he soñado.

>>Después de ese día, iba a recostarme en esa pared solo a mirarla, como caminaba, como hablaba, todo. Me sentía estúpido por alegrarme cuando la veía correr porque llegaba tarde, o enfadarse con algunos de sus compañeros, me iluminaba, por ella sentía algo que nunca sentí por nadie.

>>Pasaron unos días y no soportaba solo verla, quería hablar con ella, tocarla, que supiera que yo existía, sabia que eso estaba muy mal, yo soy vampiro.—Sonrió con amargura.—Y ella una frágil humana.

--¿Qué le sucedió a ella?

--Deberías saberlo. —Fruncí el seño—Esa chica que me enloquecía y aun lo hace eres tu. —Abrí la boca y luego la cerré, ¿Qué le podía decir? Nada, no debía revelarle lo de la amenaza o la pagaban mis amigos.

Lo mire y el a mi.

Extendió su mano y acaricio mi mejilla suavemente, mi corazón se acelero y Dan me sonrió.

Tomo mi rostro entre sus cálidas manos y se acerco lentamente, debía impedirlo pero no quería eso, extrañaba el sabor de sus labios sobre los míos.

Primero fue solo un simple rose, pero luego me beso con dulzura, como si fuera una muñequita de cristal.

Le devolví el beso con igual cuidado, lo que sentía cuando me basaba era indescriptible.

Era mucha felicidad, me sentía completa, mi mundo frenaba y equilibraba, también algo de culpa por ponerle en peligro.

Cuando el beso acabo me miro sonriente, pero hui de su mirada, mis ojos se habían vuelto a llenar de lagrimas.

--Daniel, ya te dije, que no puedo.

--¿Entonces es eso?—Asentí—Quieres pero no puedes.

--¿Qué? No, no, no, no.

--¿Y porque me besaste? No te entiendo.

--Solo fue un impulso—No me creyó nada—Hazte un favor y aléjate, y olvídate de mi, así estaremos mejor los dos.

Me aleje lentamente, peleando por no volver sobre mis pasos y rogarle que me besara nuevamente y que nunca se alejara de mí.

Sue que el ya no estaba porque su aroma había disminuido y no odia oír su respiración.